De: Álvaro Delgado.
–Inaceptable, su “amnistía anticipada”
–Ni perdón ni olvido: justicia
Justo cuando la sociedad identifica a Enrique Peña Nieto y a su gobierno con la corrupción voraz, cuyos incesantes escándalos ubican el repudio presidencial arriba de 80%, Andrés Manuel López Obrador garantiza la completa impunidad y aun incita al saqueo.
Porque en eso consiste en los hechos la “amnistía anticipada” que ofreció al “grupo en el poder” en el mensaje que pronunció el jueves 11 en Acapulco, Guerrero, en el ciclo de conferencias “Era Familiar Princess 2016”, en el que participaron también, por separado, Margarita Zavala y Carlos Salinas.
“Les decimos a los integrantes del grupo en el poder que, a pesar del gran daño que le han causado al pueblo y a la nación, no les guardamos ningún rencor y les aseguramos que, ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie. Declaramos esta amnistía anticipada, porque lo que se necesita es justicia, no venganza”.
Este pronunciamiento es insólito viniendo de quien ha hecho del repudio a la corrupción y la impunidad sus principales estandartes desde sus orígenes políticos, en el priismo de Tabasco, y quien hace un mes afirmó que no es un “peligro para México”, como desde 2006 lo tacha la derecha, sino “para los corruptos, para los de la mafia del poder, para los que se han dedicado a saquear a México”.
Pero ya no es peligro ni para los corruptos: Lo que ofreció el presidente de Morena es que, de ganar él la Presidencia de la República, no habrá investigaciones ni castigos para quienes desde sus cargos públicos y privados se beneficien ilegalmente de los recursos de la nación hasta el fin del actual periodo sexenal.
De manera que, en los poco más de dos años que restan al sexenio, López Obrador ha dado su aval para que siga el saqueo, al fin que el perdón con que iniciará su hipotético gobierno habrá borrón y cuenta nueva.
La “amnistía anticipada” de López Obrador exige un amplio debate, más allá de las ocurrencias, los memes y las descalificaciones de plano, porque es un asunto de salud pública.
Este mensaje, que considero es de impunidad, no lo emitió en una improvisada entrevista banquetera o en el arrebato de un mitin, sino en una amplia y detallada ponencia –de 18 cuartillas–, como él mismo lo expuso en un mensaje en su página de Facebook, el miércoles 10, justamente en el que explica cómo regaló a sus hijos sus propiedades y por qué no incluyó en su “3de3” sus regalías por libros y conferencias.
Poco después de iniciar su ponencia, un documento de diagnóstico y de propuestas que deberían leer hasta sus adversarios, López Obrador expone:
“Aquí es oportuno volver a responder sobre el trato que recibirán los integrantes de la mafia del poder cuando triunfe nuestro movimiento. Es indispensable contestar puntualmente esta pregunta porque, en nuestra concepción, el principal problema de México es, precisamente, el predominio de un puñado de personajes que detentan el poder, formal o informalmente, y son los responsables de la actual tragedia nacional.
“Y, como es obvio, si estamos empeñados en establecer la democracia y transformar al país, es mejor que desde ahora se sepa qué haríamos con los corruptos y traficantes de influencias, al triunfo de nuestro movimiento. Pero antes quiero reiterar que no todo el que tiene es malvado, que no estamos en contra de quienes con tenacidad y empeño invierten, generan empleos, obtienen ganancias lícitas y se comprometen con el desarrollo de México. Estamos en contra de aquellos que amasan grandes fortunas de la noche a la mañana, apoyados en la ilegalidad, el influyentismo y a la sombra del poder público (…)
Cinco párrafos más adelante, al evocar cómo se impuso en 2006 la “guerra sucia para meter miedo a los empresarios a la población en general”, ofrece a los actuales gobernantes que, “ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie”.
Explica: “Declaramos esta amnistía anticipada, porque lo que se necesita es justicia, no venganza. No odiamos a nadie. Sencillamente deseamos lograr el renacimiento económico, social, político, pero, sobre todo, moral de México. Dicho de otra forma, se trata de inaugurar una etapa nueva de la vida pública del país, con un presidente que no esté subordinado a ningún grupo de interés creado y que sólo tenga como amo, al pueblo de México.
“Respetamos a quienes sostienen la máxima de ni perdón ni olvido, pero no la compartimos. Podríamos decir: olvido no, perdón sí. En esta virtud, igual que en la honestidad, reside la esperanza de un mejor porvenir. Si hacemos a un lado el odio y optamos por el perdón, podremos caminar con el emblema de la honestidad hacia una sociedad mejor”.
Es cierto, urge en México una nueva etapa de la vida pública del país para que, efectivamente, el presidente de la República y todos los servidores públicos sólo le sirvan a los mexicanos, pero no puede inaugurarse sobre la base de la impunidad que López Obrador ofrece con el perdón.
Nadie pide odiar ni perseguir sin motivo a quienes ejercen recursos públicos, pero sí investigar las presunciones de robo y sancionar, si es el caso, a quienes son los responsables. Esa es la justicia, pero la “amnistía anticipada” de López Obrador es simple complicidad o coqueteo con un pacto de impunidad al más alto nivel.
Esto se imputaría, sin atenuantes, si los autores de la propuesta hubieran sido Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, Ricardo Anaya y hasta Jaime Rodríguez El Bronco o cualquier otro identificado con la “mafia del poder”.
Para cualquier jefe de Estado, particularmente en las transiciones a la democracia, lidiar con el pasado es uno de los principales desafíos. ¿La “amnistía” a corruptos es la mejor manera? Yo digo que no.
Apuntes
Tan es cierto que lo propuesto por López Obrador es “borrón y cuenta nueva” que, en su ponencia, plantea: “En forma categórica expreso que cuando triunfe nuestro movimiento no habrá impunidad. Al asumirse el mando del Poder Ejecutivo, se presentará una iniciativa para llevar a cabo una reforma a la Constitución y eliminar los fueros de los altos funcionarios públicos. Entre otras medidas, se va a suprimir la disposición de que el presidente de la República no puede ser sujeto a ninguna pena por el delito de corrupción”…
Fuente: http://www.proceso.com.mx/451090/lopez-obrador-complice-la-corrupcion
–Inaceptable, su “amnistía anticipada”
–Ni perdón ni olvido: justicia
Justo cuando la sociedad identifica a Enrique Peña Nieto y a su gobierno con la corrupción voraz, cuyos incesantes escándalos ubican el repudio presidencial arriba de 80%, Andrés Manuel López Obrador garantiza la completa impunidad y aun incita al saqueo.
Porque en eso consiste en los hechos la “amnistía anticipada” que ofreció al “grupo en el poder” en el mensaje que pronunció el jueves 11 en Acapulco, Guerrero, en el ciclo de conferencias “Era Familiar Princess 2016”, en el que participaron también, por separado, Margarita Zavala y Carlos Salinas.
“Les decimos a los integrantes del grupo en el poder que, a pesar del gran daño que le han causado al pueblo y a la nación, no les guardamos ningún rencor y les aseguramos que, ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie. Declaramos esta amnistía anticipada, porque lo que se necesita es justicia, no venganza”.
Este pronunciamiento es insólito viniendo de quien ha hecho del repudio a la corrupción y la impunidad sus principales estandartes desde sus orígenes políticos, en el priismo de Tabasco, y quien hace un mes afirmó que no es un “peligro para México”, como desde 2006 lo tacha la derecha, sino “para los corruptos, para los de la mafia del poder, para los que se han dedicado a saquear a México”.
Pero ya no es peligro ni para los corruptos: Lo que ofreció el presidente de Morena es que, de ganar él la Presidencia de la República, no habrá investigaciones ni castigos para quienes desde sus cargos públicos y privados se beneficien ilegalmente de los recursos de la nación hasta el fin del actual periodo sexenal.
De manera que, en los poco más de dos años que restan al sexenio, López Obrador ha dado su aval para que siga el saqueo, al fin que el perdón con que iniciará su hipotético gobierno habrá borrón y cuenta nueva.
La “amnistía anticipada” de López Obrador exige un amplio debate, más allá de las ocurrencias, los memes y las descalificaciones de plano, porque es un asunto de salud pública.
Este mensaje, que considero es de impunidad, no lo emitió en una improvisada entrevista banquetera o en el arrebato de un mitin, sino en una amplia y detallada ponencia –de 18 cuartillas–, como él mismo lo expuso en un mensaje en su página de Facebook, el miércoles 10, justamente en el que explica cómo regaló a sus hijos sus propiedades y por qué no incluyó en su “3de3” sus regalías por libros y conferencias.
Poco después de iniciar su ponencia, un documento de diagnóstico y de propuestas que deberían leer hasta sus adversarios, López Obrador expone:
“Aquí es oportuno volver a responder sobre el trato que recibirán los integrantes de la mafia del poder cuando triunfe nuestro movimiento. Es indispensable contestar puntualmente esta pregunta porque, en nuestra concepción, el principal problema de México es, precisamente, el predominio de un puñado de personajes que detentan el poder, formal o informalmente, y son los responsables de la actual tragedia nacional.
“Y, como es obvio, si estamos empeñados en establecer la democracia y transformar al país, es mejor que desde ahora se sepa qué haríamos con los corruptos y traficantes de influencias, al triunfo de nuestro movimiento. Pero antes quiero reiterar que no todo el que tiene es malvado, que no estamos en contra de quienes con tenacidad y empeño invierten, generan empleos, obtienen ganancias lícitas y se comprometen con el desarrollo de México. Estamos en contra de aquellos que amasan grandes fortunas de la noche a la mañana, apoyados en la ilegalidad, el influyentismo y a la sombra del poder público (…)
Cinco párrafos más adelante, al evocar cómo se impuso en 2006 la “guerra sucia para meter miedo a los empresarios a la población en general”, ofrece a los actuales gobernantes que, “ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie”.
Explica: “Declaramos esta amnistía anticipada, porque lo que se necesita es justicia, no venganza. No odiamos a nadie. Sencillamente deseamos lograr el renacimiento económico, social, político, pero, sobre todo, moral de México. Dicho de otra forma, se trata de inaugurar una etapa nueva de la vida pública del país, con un presidente que no esté subordinado a ningún grupo de interés creado y que sólo tenga como amo, al pueblo de México.
“Respetamos a quienes sostienen la máxima de ni perdón ni olvido, pero no la compartimos. Podríamos decir: olvido no, perdón sí. En esta virtud, igual que en la honestidad, reside la esperanza de un mejor porvenir. Si hacemos a un lado el odio y optamos por el perdón, podremos caminar con el emblema de la honestidad hacia una sociedad mejor”.
Es cierto, urge en México una nueva etapa de la vida pública del país para que, efectivamente, el presidente de la República y todos los servidores públicos sólo le sirvan a los mexicanos, pero no puede inaugurarse sobre la base de la impunidad que López Obrador ofrece con el perdón.
Nadie pide odiar ni perseguir sin motivo a quienes ejercen recursos públicos, pero sí investigar las presunciones de robo y sancionar, si es el caso, a quienes son los responsables. Esa es la justicia, pero la “amnistía anticipada” de López Obrador es simple complicidad o coqueteo con un pacto de impunidad al más alto nivel.
Esto se imputaría, sin atenuantes, si los autores de la propuesta hubieran sido Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, Ricardo Anaya y hasta Jaime Rodríguez El Bronco o cualquier otro identificado con la “mafia del poder”.
Para cualquier jefe de Estado, particularmente en las transiciones a la democracia, lidiar con el pasado es uno de los principales desafíos. ¿La “amnistía” a corruptos es la mejor manera? Yo digo que no.
Apuntes
Tan es cierto que lo propuesto por López Obrador es “borrón y cuenta nueva” que, en su ponencia, plantea: “En forma categórica expreso que cuando triunfe nuestro movimiento no habrá impunidad. Al asumirse el mando del Poder Ejecutivo, se presentará una iniciativa para llevar a cabo una reforma a la Constitución y eliminar los fueros de los altos funcionarios públicos. Entre otras medidas, se va a suprimir la disposición de que el presidente de la República no puede ser sujeto a ninguna pena por el delito de corrupción”…
Fuente: http://www.proceso.com.mx/451090/lopez-obrador-complice-la-corrupcion