lunes, 19 de mayo de 2014

Estados Unidos, un estado policiaco militarizado.

Washington castiga regularmente a las naciones extranjeras por abusos de derechos humanos, pero aún tiene que limpiar su propia casa.
Estados Unidos. El Departamento de Policía de Albuquerque (APD) y otras agencias de seguridad expusieron una fuerza de tipo militar cuando reprimieron a manifestantes el 30 de marzo 2014.

Al grito de “Sin justicia no hay paz”, los manifestantes protestaron por el asesinato a tiros -el 16 de marzo- de James Boyd, un hombre sin hogar con problemas de salud mental, y de más de una docena de otros hombres desde 2010, muchos de los cuales también sufrieron de enfermedades mentales.

A medida que la noche avanzó, la policía reaccionó frente a la Universidad de Nuevo México (UNM). Equipado con máscaras antigás, trajes blindados, porras y fusiles automáticos, desplegaron oficiales a caballo, un equipo SWAT y un par de vehículos blindados. Después de enfrentar a los manifestantes, la APD lanzó gases lacrimógenos que se filtraron en los dormitorios del campus.

El 30 de marzo no fue la primera vez que los policías locales rompieron por la fuerza una manifestación en gran medida pacífica. En octubre de 2011, la policía desmanteló la manifestación local de Occupy Wall Street, mientras que en marzo de 2003, policías de APD a caballo atacaron a los manifestantes contrarios a la guerra de Irak y dispararon gases lacrimógenos que llegaron desde un barrio de la UNM hasta los hogares.

Si bien este tipo de acciones policiacas en Nuevo México y los Estados Unidos no son nada nuevo, el aparato represivo del país afila su ventaja tecnológica y afina las capacidades de despliegue de fuerza.

Guerra en casa

En el panorama general, la policía nacional evolucionó de la mano de las intervenciones militares en el extranjero durante décadas, por las políticas de élite de control social y racial, la expansión empresarial y la supresión a los contrarios a la estructura de poder.

Joaquín Luján, organizador de Southwest Organizing Project, quien creció en Albuquerque en los años sesenta, recuerda policías rudos, algunos reclutados en el estado de Oklahoma y asignados a vigilar una cultura de habla española a la que son ajenos.

“Las personas golpeadas eran de mi cultura, los pueblos indígenas, los chicanos”, denuncia Luján. “Nos enfrentamos a una gran brutalidad policial en toda Albuquerque”.

Luján señala que las denuncias de brutalidad policiaca y de uso de fuerza letal crecieron fuera del barrio y llegaron a toda la ciudad, tocando diferentes estratos sociales y grupos marginados, como personas sin hogar y enfermos mentales.

Paul Eichorn, que dirige un programa de asistencia alimentaria para personas con necesidades, que incluyen a veteranos de las guerras del Golfo y Vietnam, fue golpeado por grabar un video de la policía que asesinó a James Boyd, con oficiales “ladrando órdenes” al hombre con problemas, como en un escenario de guerra. “Nuestros policías de la APD son demasiado violentos, y creo que se remonta probablemente a su formación como soldados”, aventuró Eichorn.

Si bien las historias completas de los oficiales involucrados en el tiroteo de Boyd aún no se conocen, en otros casos recientes de Albuquerque, los tiradores de la policía o las víctimas sufrieron trastorno de estrés postraumático adquirido por el servicio militar. La mezcla del abuso de sustancias y violencia doméstica produce un cóctel social volátil que se gesta en las calles.

Un informe de abril de 2014 del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) concluyó que la mayoría de los 20 tiroteos mortales del APD entre 2009 y 2012 violaron los derechos constitucionales y civiles. “Este nivel de fuerza letal injustificada por la policía plantea riesgos inaceptables para la comunidad de Albuquerque”, escribió el Departamento de Justicia al alcalde Richard Berry. El informe también cita violaciones en 200 casos de fuerza menos letal examinados al azar por el Departamento de Justicia en el mismo periodo, especialmente en relación con el uso de armas taser.

El 5 de mayo, los activistas de Albuquerque organizaron una toma histórica de la reunión del consejo de la ciudad para protestar por la inacción en investigar los disparos de la policía. Los residentes formaron la Asamblea Popular de Albuquerque, que aprobó tres resoluciones en las cámaras del consejo. Pidió la destitución del jefe de la policía de la ciudad, expresó su no confianza en el alcalde y el jefe administrativo y exigió una comisión de supervisión policial independiente.
 
Un problema de nivel nacional

En buena medida, la violencia en Albuquerque se puede considerar consecuencia nacional de las guerras imperiales. La ciudad más grande de Nuevo México no es única en este aspecto.

En Memphis, Tennessee, 23 personas fueron asesinadas por la policía local entre 2012 y 2014, según la Federación Negra Autónoma de Memphis (MBAF). Para cualquier ciudad estadunidense, el número de muertos representa “el mayor número de personas asesinadas por la policía en este período de tiempo”, afirma el grupo en un informe reciente.

Un resumen de MBAF documenta la muerte de Jeremy McGraven, de 20 años de edad, baleado por la espalda por la policía cuando presuntamente conducía un vehículo robado; Delois Epps (54 años de edad) y su hija Makayla Ross (13 años de edad), murieron en un accidente de coche atribuido a un agente de policía de Memphis, que conducía a toda velocidad por las calles sin sirena o luces intermitentes activadas; y Andrew Dumas, de 32 años, incinerado después de que agentes lanzaron gases lacrimógenos en un hogar en el que se escondió, causando un incendio que dañó también casas vecinas. Sorprendentemente, varios incidentes en Albuquerque se asemejan a los episodios en Memphis por la forma en que las personas fueron asesinadas por agentes de policía.

Las denuncias o casos probados de violencia sexual cometidos por oficiales son otros elementos comunes en Nuevo México y Tennessee. En abril de 2014 en Las Cruces, Nuevo México, el detective de policía Michael García, que investigó crímenes sexuales, llegó a un acuerdo con la fiscalía en un juicio federal derivado de la violación de un interno de 17 años de edad.

La violencia policial de Estados Unidos acaparó la atención de las Naciones Unidas. En una reunión en marzo de 2014 en Ginebra, Suiza, el Comité de Derechos Humanos de la ONU (CDH) determinó que Estados Unidos incurrió en 25 violaciones de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, incluidas la discriminación racial, la violencia policial y la criminalización de los sin techo.

El periodista de Bay Area Adam Hudson, escribió que la revisión del CDH elevó la atención sobre el “sufrimiento infligido por la política interior y exterior de Estados Unidos en el ámbito de los derechos humanos internacionales”. Washington, continuó Hudson, castiga regularmente a las naciones extranjeras por abusos de derechos humanos, pero aún “tiene que limpiar su propia casa”.

El informe del CDH examinó la militarización y el estado de vigilancia, y consideró el espionaje de la NSA sobre las comunicaciones de los ciudadanos, así como el uso de la fuerza letal por parte de la patrulla fronteriza.

El Centro Regional de ACLU, con sede en Nuevo México, señala que las zonas fronterizas de Estados Unidos son puntos rojos de la violencia policial. Los defensores de las libertades civiles denuncian que al menos 27 personas perdieron la vida a lo largo de las fronteras norte y sur a manos de los agentes de la patrulla fronteriza de enero de 2010 hasta principios de 2014, mientras que una persona más bajo su custodia murió debido a una atención médica inadecuada.

Entre las víctimas, el Centro Regional identifica a siete menores de edad, así como a la madre ciudadano estadunidense con cinco hijos que fue asesinada a tiros por un agente durante un altercado. Seis de las víctimas fueron asesinadas en territorio mexicano, incluyendo a tres adolescentes de edades entre los 15 y los 17 años.

Policía y equipos SWAT

Hudson acusa que la militarización de la policía aumentó desde el gobierno de Nixon, un momento en que los equipos SWAT surgieron como respuesta a los conflictos civiles.

En 1981 se aprobó la Ley de Cooperación Militar y Fuerzas de Seguridad Civiles, durante un período en que Washington renovó el apoyo a escuadrones de la muerte latinoamericanos y desarrolló planes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para derrocar a los gobiernos de izquierda en Nicaragua, Angola y otras naciones consideradas contrarias a los intereses de Estados Unidos por la administración Reagan.

De forma parecida al infame programa COINTELPRO del FBI -dirigido a interferir y neutralizar a los pacifistas y los movimientos sociales de los años sesenta y setenta-, el espionaje del gobierno y otras formas de hostigamiento se dirigieron contra activistas solidarios con América Central. Más tarde, el enfoque de la policía en Occupy Wall Street y otros activistas también se expuso. Más recientemente, algunos activistas contra la violencia de la policía de Albuquerque informan que son observados, perseguidos o detenidos por policías.

Después de la caída del bloque socialista, la militarización de la policía continuó en la guerra contra el terror, la guerra contra los inmigrantes y la guerra contra las drogas.

Para adaptarse a los tiempos, la capacitación de la policía y el arreglo personal adquirieron un toque militarista y una filosofía beligerante.

Residente de Nuevo México, Lucille Córdoba conoce muchas caras de la moneda. Un ex organizador de las familias de los presos, Córdoba, recuerda a un hermano que pensó en cambiarse del ejercito a la policía civil, pero optó por permanecer con el Tío Sam después de la exposición a un entrenamiento de 18 semanas, o “adoctrinamiento”, con un departamento de sheriff de Tejas que enseñó a los nuevos reclutas a considerarse “la élite de la élite”, en un “nosotros contra ellos” en su lucha contra la población.

Ampliando el debate sobre la policía, las últimas notas de primera plana en el Albuquerque Journal documentan cómo aumentaron miles de millones de dólares en el presupuesto que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) otorga a las agencias locales de seguridad para la adquisición de equipos y otros propósitos. El Departamento de Defensa es parte del juego, entregando “excedente” de equipos militares, como vehículos blindados, prácticamente gratis para las fuerzas de policía locales. Incluso comunidades pequeñas y medianas de Nuevo Mexico, Los Alamos, Farmington y Deming añadieron recientemente los vehículos resistentes a las minas o el transporte de personal blindado a los arsenales de sus departamentos de policía.

En la vecina El Paso, Texas, que es una de las tres ciudades más seguras de Estados Unidos durante los últimos años, los 773 mil dólares de la subvención federal permitieron que el departamento de policía local comprara mil 145 rifles de asalto M-4 en 2010, informó El Paso Times.

Los críticos señalan que el DHS representa un caso clásico de la ampliación de la misión, que aumenta en múltiples facetas la aplicación de la ley civil y con su presupuesto total elevando de 29 mil millones de dólares en 2002 a 61 mil millones en 2014, de acuerdo con el diario.

Incluso el secretario de Seguridad Interior del ex gobierno de Bush, Tom Ridge, se sorprendió por la evolución del DHS: “Perdieron su camino”, dijo Ridge al diario. “Trato de averiguar por qué estas comunidades locales necesitan Humvees…probablemente podrían utilizar un par de más de autos de la policía en lugar de otro vehículo militar”.

Sin embargo, el dinero manda en el negocio policiaco.

Apodado Tasergate por algunos expertos, Albuquerque está absorto por la noticia de que el ex jefe de la policía, Ray Schultz, negoció un acuerdo con Taser International para suministrar a su departamento equipos por casi dos millones de dólares, antes de la salida del jefe de la oficina en el año pasado. Poco después, Schultz surgió como un consultor pagado de la empresa, de acuerdo con informes de los medios locales.

Ola de activismo contra la brutalidad policial

En Albuquerque, la violencia policial provocó la mayor ola de activismo en la ciudad de Nuevo México desde principios de los años setentas.

Desde el asesinato de James Boyd, los activistas marchan en las calles, llenan las reuniones del Concejo Municipal y del Departamento de Justicia, realizan vigilias, organizan foros comunitarios y peticiones para remover al alcalde y convocan a grandes jurados para procesar a los oficiales. Los ciudadanos participan en la meta actual de la escritura de un decreto de consentimiento que impondrá nuevas normas de contratación, capacitación, políticas de control y estándares de los procedimientos operativos de la APD del Departamento de Justicia.

Las protestas callejeras atrajeron a cientos de jóvenes que participan con vigor en el activismo y la desobediencia civil.

En abril, un foro tuvo lugar en el Centro de Albuquerque por la Paz y la Justicia, en el que los activistas formularon cerca de 40 demandas a corto plazo y largo plazo. De manera significativa, las propuestas abogan por la desmilitarización de la policía, la cero tolerancia a la discriminación racial y la vigilancia ciudadana de la policía.

A sólo unas pocas horas de distancia de la frontera Estados Unidos-México, grupos como el Centro Regional de Derechos Fronterizos de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), igualmente exigen una supervisión independiente de la Patrulla Fronteriza.

El informe del CDH sobre la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos ofrece a la CBP “una oportunidad para la reforma integral, si son serios acerca de la prevención de muertes y lesiones innecesarias”, señaló el Director del Centro Regional, Vicki B. Gaubeca.

En el contexto más amplio, la reunión en Albuquerque subrayó que son urgentes cambios estructurales: servicios adecuados para el retorno de los veteranos y otras personas con problemas de salud mental; aumento de la financiación de los servicios sociales, como la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias; el derecho a la vivienda; la financiación total de las escuelas; y el fin del proceso de escuela a la prisión.

Dos semanas más tarde, al hablar en el sitio donde su ex-estudiante de 19 años de edad, María Hawkes, fue asesinada a tiros por la APD el 21 de abril, la profesora Carolina Acuna Olvera resumió el sentimiento de muchos en el movimiento: “Ya gastamos miles de millones de dólares en la guerra en todo el mundo, pero no podemos alimentar a los niños.

Los eventos en Albuquerque ponen en discusión muchos temas fundamentales. Que los activistas tengan éxito en ganar los cambios aún está lejos de ser cierto, dada la impunidad histórica conectada a los asesinatos de la policía y los casos de brutalidad.

Mientras que la ciudad de Albuquerque pagó cerca de 30 millones de dólares en muertes por negligencia y demandas de fuerza excesiva durante los últimos años, ningún policía fue a la cárcel por un disparo. Y en las siete semanas después del asesinato de James Boyd, el mismo número de tiroteos con intervención policial – tres de ellos fatales – sacudieron a la cercana comunidad de Las Lunas.

Además de los funcionarios de APD, policías estatales de Nuevo México y alguaciles de Estados Unidos están detrás de los gatillos de los últimos tiroteos. Sin embargo, muchos residentes dicen que la ciudad tiene una oportunidad histórica de cambiar el curso de las relaciones policía-comunidad, reafirmar los controles democráticos sobre la aplicación de la ley y responder a un diluvio de agravamiento de los problemas sociales que amenazan a destruir la sociedad.

“Esto está muy extendido”, señaló Nora Tachias Anaya, de la Coalición 22 de Octubre, uno de los grupos que participa en el movimiento de Albuquerque. “Es nacional, y lo sabemos, pero creo firmemente que Nuevo México hará la diferencia.”

18 de mayo 2014
 
Fuente: Desinformémonos.

¡Fora FIFA Brasil! ¡FIFA Go Home!

Muchas son las críticas que recibe el gobierno brasileño en torno a la dimensión de la inversión en este Mundial en contraste con las necesidades sociales del país. Las protestas sociales y el rechazo al alza del precio del transporte público son de grandes proporciones.
LIGIA GARCÍA

Para realizar el Mundial de Futbol de Brasil, que inicia este junio del año 2014, las inversiones hechas por el gobierno duplican la cantidad necesaria para, por ejemplo, reconstruir Filipinas tras el paso del huracán Haydan. La FIFA obtiene el 95 por ciento de los recursos generados en forma directa por el evento. Para el país anfitrión existen una serie de promesas y expectativas de generación de riquezas, que pueden no concretarse y sí convertirse en deuda pública.

La inversión para realizar un mundial de fútbol proviene principalmente de dos partes: el país organizador, que se encarga de contar con la infraestructura deportiva, de transportes y turística determinada por la FIFA (Federación Internacional de Futbol Asociación) para la realización del evento; y de la FIFA misma.

En 2007, Brasil presentó un informe a la FIFA en el que calculó en 1 mil 100 millones de dólares la inversión total para construir y rehabilitar 12 estadios de fútbol, así como para la construcción y modernización de su infraestructura de transporte y de servicios, principal demanda por cumplir. Los requisitos de la Federación exigen que el país sede posea una eficiente red de transportes -lo que incluye aeropuertos, metro, sistemas ferroviarios, portuarios y de autobuses-, una estructura hotelera adecuada y una excelente red de telecomunicaciones, además de hospitales y sistemas de seguridad y de energía en buenas condiciones.

Representantes del gobierno brasileño expusieron en diversos países los beneficios económicos que dejará la organización de la Copa Mundial en su país, y la consideraron una oportunidad única para avanzar en la renovación de su infraestructura.

Para el evento deportivo, Brasil cuenta con 12 ciudades sede (Río de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizonte, Brasilia, Fortaleza, Salvador, Porto Alegre, Recife, Manaos, Natal y Curitiba) en las que se espera la presencia de al menos 600 mil turistas nacionales y extranjeros; algunos datos hablan de hasta 3 millones seiscientos mil asistentes. Los estadios construidos y/o rehabilitados también son 12, los cuales cuentan con un aforo total de 662 mil personas. En Río de Janeiro se encuentra el famoso estadio Maracaná, rehabilitado totalmente para albergar la inauguración y la clausura del evento.

La Federación Mexicana de Futbol informa que, a través de sus agencias de viajes oficiales, la asistencia al Mundial tiene un costo que oscila entre los 16 mil y los 41 mil 200 dólares por persona (entre 200 y 500 mil pesos aproximadamente), lo que incluye la transportación aérea y terrestre, el hospedaje y los boletos de acceso para algunos partidos. También se pueden comprar únicamente los boletos, que cuestan entre 200 y 600 dólares por partido.

La FIFA obtiene el 95 por ciento de los recursos generados en forma directa por el evento. Para el país anfitrión existen una serie de promesas y expectativas de generación de riquezas, que pueden no concretarse y sí convertirse en deuda pública.

Los datos aportados en febrero de 2014 por el ministro de Deportes de Brasil, Aldo Rebelo, informan que la inversión máxima actualizada para la organización del mundial es de 13 mil 750 millones de dólares y esperan una inyección en su economía tres veces superior, o sea casi 46 mil millones de dólares. En sus declaraciones, Rebelo afirma que el mundial de futbol generará riquezas “que ayudarán a resolver los problemas estructurales del país y por ese motivo, las inversiones en el evento no pueden considerarse gastos a fondo perdido, sino como inversiones a patrimonio social. El Mundial dura un mes pero quedan como utilidad pública para el país aeropuertos, puertos, viaductos, vías de tránsito rápido, mejorías en seguridad y telecomunicaciones”.

Ante la danza de multimillonarias cifras, la pregunta flota en el aire: ¿Por qué los países se embarcan en estos millonarios gastos? Quizá la respuesta está en la expectativa de colocar al país en los ojos del mundo entero y en el flujo del ingreso de dólares que dejarán los millones de turistas que llegarán al país. Investigaciones realizadas por la agencia Euroméricas sobre el efecto de los mundiales en el pueblo arrojan que cuando en una sociedad crece el desempleo, la corrupción y la inflación, la gente es menos feliz, mientras que pasar tiempo haciendo deportes con amigos trae felicidad, y eso es lo que ocurrió con los Mundiales FIFA. La agencia indica que hacer un mundial no hace a un país rico, ni lo hace crecer en un corto plazo, pero lo hace más feliz.

La situación en Brasil, a menos de 50 días de que inicie el Mundial, es que la inversión prevista para los estadios e infraestructura se triplicó y aún no están listos. En el informe de 2007 presentado a la FIFA se prometieron cosas que no se cumplirán, como el Tren de Alta Velocidad (TAV) entre Río de Janeiro y Sao Paulo. Según el diario O Estado de Sao Paulo, el TAV no estará listo para el evento y tampoco para las Olimpiadas, que se efectuarán en 2016 en Río de Janeiro.

Muchas son las críticas que recibe el gobierno brasileño en torno a la dimensión de la inversión en este mundial en contraste con las necesidades sociales del país. Las protestas sociales y el rechazo al alza del precio del transporte público son de grandes proporciones.

Las cifras resultan escandalosas e insultantes para muchos, pues para reconstruir Filipinas después del tifón Haiyan en 2013, se requerirían casi 6 mil millones de dólares; y para atender a las personas afectadas por conflictos, desastres naturales y otras situaciones de emergencia en 50 países del mundo se necesitan 2 mil 200 millones de dólares. El Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en su campaña denominada “Acción humanitaria para la infancia”, estipula que con ese monto se apoyaría a 85 millones de personas, de las cuales 59 millones son niños, como en Sudán -donde existen más 400 mil niños y sus familias desplazados por el conflicto.

04 de mayo 2014


De Desinformémonos.



Nigeria: “¡Devuélvanos a nuestras niñas!”

En un contexto de opresión a las mujeres, el secuestro de 300 niñas por los militantes de Boko Haram es un terror mayor que la suma de todas las otras brutalidades impuestas a las madres.
BAYO OLUWASANMI
TRADUCCIÓN:LINDSEY HOEMANN



Nigeria. Desde el comienzo de los tiempos, las mujeres tienen menos derechos legales y oportunidades profesionales que los hombres. Ser esposa y madre se consideraran las profesiones más significativas para ellas. La discriminación histórica y los prejuicios sembrados en sus caminos de la mujer y tan comunes como las señales de alto en una calle.

Históricamente, se considera a la mujer intelectualmente inferior al hombre. Algunas mitologías las pintan como peligrosas y malvadas. Por ejemplo, en la mitología griega, fue Pandora, una mujer, quien abrió la caja prohibida y trajo plagas y tristeza a la humanidad. Y leyes antiguas de Roma describieron a las mujeres como niñas, por siempre inferiores a los hombres.

La educación formal para niñas históricamente está en un plano secundario en relación a la de los niños. La larga historia de prejuicios, discriminación y parcialidad contra las féminas es el enfoque de las luchas de mujeres y movimientos feministas. Por siglos, a ellas se les negó la igualdad, el derecho al voto, el derecho al trabajo, el derecho a tener propiedad, el derecho a ser escuchadas, entre otros fundamentales para el ser humano.

Mientras celebramos otro Día de las Madres, en el año 2014, nuestra historia moderna es de daños repetidos y usurpaciones por parte del hombre hacia la mujer. Sin lugar a dudas, las mujeres avanzaron mucho. Sin embargo, en África y otras sociedades feudales islámicas y países del Tercer Mundo, las mujeres siguen siendo esclavas de los “leñadores y aguadores”. Es en este contexto que podemos entender los excesos evangélicos de los militantes de Boko Haram y la canonización del terror y maldad. El secuestro de 300 alumnas hace tres semanas -como pollitos del gallinero- en Chibok, Nigeria, marcó la rendición extraordinaria y amargada del terror por parte del grupo.

Aun con todas las maldades por las que las mujeres nigerianas pasan día a día, el secuestro de las niñas fue un terror mayor que la suma de todas las otras brutalidades impuestas a las madres.

Una tierra llena de dolor, angustia y “pecados” hizo de la maternidad una lucha en Nigeria. Las consecuencias devastadoras de violaciones, abusos y secuestros en esta selva devalúan y degradan a las mujeres. Como las jóvenes secuestradas, nuestras madres cambiaron sus vidas por un ambiente doloroso, hostil y hasta brutal. Se convirtieron en objetos de burla cruel para el mundo. Sin embargo, sus vidas demuestran la habilidad para salir adelante después de un fracaso y seguir avanzando. Cuando piensen en madres nigerianas, piensen en la persistencia, la gracia bajo presión y una fe que mueve montañas.

La paciencia y sumisión de las mujeres durante tiempos difíciles, así como su sabiduría y habilidades para resolver problemas, las prepararon para ser excelentes. Su valor excepcional, sentido común, y unas habilidades relacionales fabulosas salvaron a sus familias de una casi inevitable destrucción económica, política y social impulsada por la economía más grande de África.

Las madres nigerianas cuentan la historia de gente ordinaria que se hace líder extraordinaria en un contexto poco común. Son mujeres en un mundo dominado por el hombre, una minoría dentro de una minoría. Sin embargo, lideran sus hogares con integridad, disciplina y destreza.

La vida empezó con una mujer. Muchos pilares de la historia fueron mujeres fieles que se encargaron de las necesidades de la gente y eran líderes fuertes. La fidelidad de las madres nigerianas, en un tiempo sin fe, país nos recuerda a nuestras heroínas del pasado.

La fuerza y competencia, mezcladas con la belleza, ponen a las madres nigerianas a la par de mujeres ilustres como Funmilayo Ransome-Kuti, “La madre de África” y la “Leona de Lisabi”, que encabezó el movimiento de mujeres en la tierra de Egba en una campaña contra los impuestos arbitrarios a las mujeres, lo cual provocó la abdicación de Oba Admeola II en 1949; la reina Amina de Zaria, quien fue la arquitecta que creó las fortificaciones que rodean su ciudad; y las tres líderes que encabezaron la Revuelta de las Mujeres de Aba en 1929 – Ikonnia, Mwannedia, y Nwugo –, que obligó a los ingleses a abandonar sus planes de imponer impuestos a las mujeres vendedoras en los mercados.

Los debates van en círculo, de un lado para otro. El ping-pong verbal sobre el secuestro de nuestras niñas continúa, capítulo tras capítulo. Cada día que pasan en cautiverio, también sigue el debate aparentemente sin fin sobre Boko Haram, que pinta una imagen horrorosa del terror y destrucción que esperan a esas 300 jóvenes.

Cuando el argumento y la acusación no producen soluciones, reina la ira. A las autoridades nigerianas se les acabaron los argumentos, pero no las palabras: “Creo que el secuestro de estas niñas,” alegó el presidente Goodluck Jonathan en su discurso ante el Foro Económico Mundial, en Abuja, “será el principio del fin del terrorismo en Nigeria.”

Mientras cada ciclo de debate avanza, la administración de Jonathan tiene menos que decir. Hay cada vez menores campañas a la ofensiva y contraofensiva del equipo del control de daños de la casa presidencial. Por fin los consejeros incómodos se callan, sus argumentos agotados, sin que el rescate de nuestras niñas esté más cercano.

Nadie anhela ser destrozado, nadie quiere el dolor y presión de la adversidad. Ser destrozado es un proceso agonizante, y las cicatrices que deja son reales. Este Día de las Madres, ellas sienten el destrozo, el dolor, el calor y la presión de sus hijas secuestradas.

Madres de todo el mundo ofrecen su apoyo y expresan de manera elocuente su ira, tristeza, impaciencia y sus estallidos. Reclaman: “regresen a nuestras niñas.” Y en muchas partes del mundo en donde se celebra el Día de las Madres, lo es como ningún otro.

Las vidas de servicio y sacrificio de las madres nigerianas se pusieron a prueba. Hoy, lloran y lamentan como quien pierde a su único hijo. Pero en contraste, las autoridades nigerianas se hacen apáticas y orgullosas, y se ahogan en sus propios lujos.

A pesar de esta desesperación, sigue la esperanza de que nuestras niñas estarán de regreso con nosotros, sanas y a salvo. #BringBackOurGirls!

18 de mayo 2014
Fuente: Desinformémonos.