miércoles, 16 de julio de 2014

El Triángulo Dorado del Narco.

La zona donde convergen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, conocida como el Triángulo Dorado del Narcotráfico, es la cuna de varios cabecillas que fundaron y dirigen poderosas organizaciones criminales, como el Cártel de Sinaloa. Pese al auge de los enervantes sintéticos, hasta la fecha se producen ahí, en el municipio de Badiraguato, toneladas de mariguana y amapola. En vísperas de la siembra, Proceso recorrió los caseríos y los pueblos donde crecieron Don Neto Fonseca, Rafael Caro Quintero, El Chapo Guzmán, El Azul y los hermanos Beltrán Leyva.

En la falda del cerro Cueva Gacha, el más alto de la región después del Mohinora, se reúnen tres caseríos. Santa Gertrudis pertenece a Sinaloa; El Cebollín, a Chihuahua, y Cueva Gacha, como el propio cerro, a Durango. Forman el corazón del Triángulo Dorado del Narcotráfico, zona pionera del cultivo de mariguana y amapola y cuna de capos de fama internacional.

La visita al Triángulo Dorado –en el norte de la Sierra Madre Occidental– se realiza cuatro meses después de la detención de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, El Chapo. Hay calma. No importa que esté en la cárcel, el amo de estas tierras sigue siendo él. Sólo a su gente se le rinde cuenta. En todo el territorio los habitantes se ven tranquilos, comentan que se preparan para la siembra de mariguana y amapola. Tímidamente muestran menudos sacos de semilla. La primera puede confundirse con una lenteja chica, mientras que la segunda es muy parecida a la chía.

Es 24 de junio, día de San Juan Bautista. El inicio del recorrido coincide con la tradicional ceremonia religiosa oficiada por el obispo de Culiacán, en la cabecera municipal de Badiraguato. Por sus calles pasa una procesión en la que cuatro hombres, encabezados por el alcalde y el párroco del pueblo, cargan en hombros un busto del santo. Lo llevan a bañar al río para que llueva y sea un año productivo.

Sin embargo, en este municipio –el segundo más grande del estado– sólo 3.05% de las tierras son agrícolas. Del resto, 50.18% es selva, 43.79% bosque y sólo 1.52% pastizal. En total hacen 5 mil 864 kilómetros cuadrados, 8.70% de la superficie de Sinaloa.
 El viaje desde la cabecera municipal de Badiraguato hasta Cueva Gacha dura seis horas. El camino es intrincado. En un vehículo de doble tracción se recorre una carretera de doble carril que a veces se vuelve de uno, por las piedras que se desgajan de los cerros. Se dejan atrás sucesivos asentamientos de construcciones de adobe sembradas en la época de la evangelización: San Antonio de La Palma, El Barril, Cieneguilla, La Lapara, Los Veneros y Los Naranjos.

Se llega así a Santiago de Los Caballeros, tierra de Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto. Desde lejos, sobre una loma, se divisa la lápida de mármol blanco que mandó construir para cuando llegue su hora.

Pero son hombres del Chapo Guzmán quienes patrullan caminos y poblados en camionetas o en motocicletas ligeras. Cruzan en su pecho el arma larga o se enfajan una corta en la cintura. Están convencidos, dicen, de que su jefe se dejó atrapar pero sigue mandando en la zona.

Después siguen Guanajuato, El Aguaje, Temeapa, Los Epazotes, El Saucito, El Crucerito, La Cofradía, Los Amoles y la entrada a Soyatita. Poco más adelante se corta la carretera de asfalto, justo en la desviación a Bacacoragua, donde el 26 de junio pasado la gente bloqueó el paso para exigir que continuara la obra. Por el camino de terracería, después de pasar una de las pistas clandestinas de aterrizaje más grandes del Triángulo Dorado, se encuentra Huixiopa. Hay que hacer un alto.
 Hacia el lado derecho se puede ver la casa donde nació Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, a quien recientemente se dio por muerto de un infarto, tras un accidente de auto. Ahora la vivienda está prestada a una familia con otros apellidos que la utiliza en vacaciones.

La vieja casa de adobe y techo de teja, como la mayoría de las viviendas de por aquí, es una hilera de unas cuatro habitaciones y su cocina construidas a lo ancho de la propiedad. Destaca su amplio terreno con palmas y árboles que intentan ocultar el caserío. Lo rodea una baja barda de piedra.

Al día siguiente de su supuesta muerte había fiesta en una de las escuelas de su pueblo. Llegaron los soldados a la casa de la síndico Rosa Amelia Avilés. “Me preguntaron si sabía de algún sepelio, si iba a llegar un cuerpo. Les dije: ¿Qué no miran y oyen que aquí en Huixiopa no hay luto?”.

Los militares rentaron una de las aproximadamente 150 casas del poblado y siguen viviendo aquí.

Adelante, después de pasar por otras pequeñas rancherías, está La Palma, que tiene sólo 27 viviendas; una de ellas fue habitada por la difunta Ramona Leyva, madre de los hermanos Beltrán Leyva, quienes en honor a ella construyeron la escuela primaria que lleva su nombre.

Frente a su casa natal se encuentra La Herradura, propiedad de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, preso desde 2008. La construcción, con forma de este herraje, es en realidad la que atrapa la atención del visitante. Un vistoso kiosco adorna el centro. De manera voluntaria, una vecina se encarga de la limpieza de las casas.

A sólo unos metros está la población de La Tuna, cuya matriarca es Consuelo Loera, madre de Joaquín Guzmán.
 
 Educar en la tierra del narco

Zigzagueando en cuatrimoto por empinadas laderas se logra subir dos terceras partes del cerro Cueva Gacha. El último tramo, una cuesta resbaladiza, se hace a pie. Con una altitud máxima de 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar, la cumbre a la vez une y divide a los tres estados en los que se enquista el Triángulo Dorado.

Más de 90% de los hombres de aquí viven del cultivo de enervantes; sólo hay agricultura y ganadería de subsistencia. En Santa Gertrudis, los hermanos Manuel y Jesús Álvarez Martínez pretenden abrir opciones a la siembra de mariguana y amapola.

En el hogar de Marisela y Jesús se inicia el día orando. Hace tres años él se empeñó para que en este lugar hubiera una escuela primaria; hoy también tienen preescolar, secundaria y prepa.

Los estudiantes vienen en combi, moto y cuatrimoto, o caminan hasta tres kilómetros con mochila al hombro. Dentro de poco no será necesario: en su escuela se dan los últimos acabados a un par de salones, el albergue, la cancha y un amplio comedor autorizado por la Secretaría de Educación Pública. Abrirá sus puertas el próximo ciclo escolar.

Jesús acepta platicar. No se asume como un peón ni como un capo del Triángulo Dorado: “Yo le veo la otra cara a esta región, porque hay gente como nosotros que lucha, se prepara y regresa a impulsar la zona. La gente aquí es buena, pacífica”.

Relata que en su niñez no había escuelas y tampoco mucho trabajo, lo que obligó a su madre a emigrar con los hijos. Él regresó después de graduarse como enfermero y de trabajar 10 años en las clínicas IMSS-Solidaridad, con el fin de demostrar que ahí la siembra de mariguana y amapola no lo es todo. Ahora su familia tiene un aserradero, proyectos productivos de manzana, durazno, aguacate Hass y cría de ganado en pequeña escala.

Recuerda que antes de introducir el Centro Integral de Educación, una cuarta parte de los estudiantes emigraba para seguir capacitándose y los demás se quedaban. La duda es natural: ¿los que permanecían se incorporaban al narcotráfico?

Jesús duda un poco, pero responde: “Tenían que vivir de algo. Así es, supongo que buena parte de este 75% se quedaba a alimentar estas actividades que le dieron ‘fama’ a Badiraguato. Por eso, al principio con apoyo del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), impulsamos el Centro Integral de Educación. Tenemos a 22 niños en preescolar, 42 en primaria, 36 en secundaria y 22 en bachillerato”.

Lamenta: “Todavía no hemos podido captar a 22 jóvenes en edad de cursar la secundaria y la prepa; falta participación de los padres, que tienen costumbres muy arraigadas. Necesitan ver que los jóvenes que van a la escuela se graduaron y lograron generar un cambio. Tenemos tres años con el plantel; en cinco seremos testimonio real de lo que se puede lograr”.

Al principio, confía, “no había la certeza de romper con el estigma que usted comentó (el narcotráfico), porque estamos marcados a nivel mundial. Nos preguntamos qué hacer para extirpar de raíz ese estereotipo (…) pero pronto nos convencimos de que este proyecto educativo nos daría una visión más amplia”.

Aún tienen dificultades para convencer a varias personas: “La costumbre es muy fuerte. No están convencidos de que tienen los medios para romper con su medio de vida y poder sobrevivir con otros tipos de producción (que no sea amapola y mariguana), pero sobre todo con educación”.
 
 
 –¿En algún momento los niños fueron renuentes al proyecto?

–Al inicio, como estrategia de trabajo, les pedimos desarrollar su misión y su visión: quién eres y quién serás. Unos pocos contestaron que querían ser como su papá y trabajar en la actividad que él desempeña.
En ese momento empezó nuestra labor para cambiar su proyecto de vida, porque no compartimos ese oficio pero tampoco lo desconocemos. Sabemos a qué se dedican muchos de los padres.

–¿Y cómo abordan con los estudiantes los asuntos del narcotráfico?

–Prohibido el tema. Si queremos educar y motivar un cambio no tenemos que alimentarlo. Si surge, con fuerza pero sin regaño les hacemos ver que un huerto o una parcela de tomate puede darles el triple o cuádruple de lo que obtienen con aquello (mariguana y amapola).

El aserradero

El ejido San José del Barranco, donde se encuentra Santa Gertrudis, abarca 34 mil hectáreas, 4 mil o 5 mil de ellas forestales. Manuel Álvarez, hermano de Jesús, solicitó participar en actividades del ejido al ver que los compradores de madera prometían caminos que nunca abrían.

Explica: “Decidimos que era mejor hacernos cargo de los caminos y dejamos 40% de las ventas para la obra; así culminamos los proyectos. Para ello, como interesado, apoyé con viajes a la Ciudad de México al entonces presidente del comisariado ejidal, Miguel Ángel Loera Benítez”.

Aquel excomisariado, tío del Chapo, actualmente es el juez de La Tuna y funge como cuidador del rancho El Cielo, propiedad que El Chapo conserva, igual que su vivienda (Proceso 1948). Por eso Manuel aclara que sólo una vez ha visto a Guzmán Loera: “Fue hace 25 años, cuando fui a un baile en La Tuna. Nunca volví a verlo”.

Después de cuatro años de colaborar con el ejido, los Álvarez consiguieron un aserradero de medio uso y lo instalaron en Santa Gertrudis, donde les dieron trabajo a 25 trabajadores de los tres estados. Este año el ejido le contrató 4 mil metros cúbicos rollo total árbol (que la Semarnat define como el volumen de la madera del fuste y la corteza del árbol, sin incluir las ramas).

–¿Influye en el funcionamiento del aserradero el hecho de que está en una zona productora de enervantes?

–El narcotráfico no tiene nada que ver con el aserradero. Nosotros nos dedicamos a visionar cosas lícitas y demostrar, a quienes tengamos que hacerlo, que aquí en el Triángulo Dorado se hacen cosas bien y legales. Aunque no podemos tapar el sol con un dedo; sabemos que el narcotráfico está extendido en esta zona, en el mundo.

–¿Es difícil evadirse de esa actividad cuando estas tierras se encuentran inmersas en ella?

–Es sencillo. Yo tengo una miscelánea, le fio a la gente, me paga. No consulto, no pregunto. Lo mismo sucede con la madera. No siento ninguna dificultad en permanecer al margen de todo aquello por lo que se nos juzga sólo porque vivimos en esta región. Aquí, usted lo está viendo, en esta parte de Badiraguato todo es tranquilidad. No se oye lo mismo hacia Durango o Chihuahua.
La toma de Badiraguato

La siembra de enervantes se inició más abajo, a unos 600 metros de altitud y a sólo una hora de la cabecera municipal: en Santiago de Los Caballeros.

En esa población, durante los años cuarenta del siglo pasado, el gobierno mexicano y el de Estados Unidos establecieron los primeros cultivos de amapola para surtir de heroína a los combatientes aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Al concluir el conflicto, el gobierno mexicano fue incapaz de cancelar los cultivos. La gente siguió sembrando, incluida la familia de Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, un nativo de Santiago de Los Caballeros; la de Baltazar Díaz, El Balta, de Bamopa; la de Emilio Quintero, de Babunica, y la del recién liberado Rafael Caro Quintero, de La Noria.

En el panteón del pueblo, a un lado del semiderruido mausoleo de mármol blanco que se hizo construir Don Neto, está la pequeña tumba de Gilberto, su hijo muerto. Los otros dos, Irma y Armando, le llevaron flores a su hermano el 25 de junio. En el pueblo dejaron correr la noticia de que probablemente su padre quede pronto en libertad.

Entrevistado al regreso de Santa Gertrudis, el síndico Rigoberto Inzunza Goycochea platica que a los pocos días de que Caro Quintero fue liberado, esta población, igual que La Noria, Bamopa y Babunica, fueron sobrevoladas por drones y hace un mes los cuatro caseríos fueron tomados por marinos que, con el apoyo de agentes de la DEA, iban por el cabecilla.

Cuando este último operativo se realizó eran las nueve de la mañana. Cinco helicópteros sobrevolaban Santiago de los Caballeros a distancia y otros cubrían La Noria, donde está el rancho de doña Hortensia, la madre de Caro Quintero, y cuyas únicas seis casas pertenecen a los empleados de la finca del capo. En Babunica no hay más de 15 viviendas con aproximadamente 60 habitantes, igual que en Bamopa.

Después arribaron infantes de la Marina y vehículos sin insignias de los que bajaron agentes estadunidenses, narran los vecinos. En Babunica sucedía lo mismo, sólo que buscaban al excomisario Alejandro Quintero. Al hallarlo en su casa, según cuentan los lugareños, se lo llevaron a la vivienda de un familiar, lo ataron a una silla y lo torturaron para sacarle la ubicación de su tío, Rafael Caro Quintero.

En Badiraguato hay quien dice que tan pronto quedó libre, el capo fue a La Noria y que allí hubo fiesta. El síndico lo niega.

El 24 de junio Jonás Guerrero Corona, obispo de Culiacán, y cinco párrocos de la región ofrecieron una misa en la parroquia de San Juan Bautista, patrono de la cabecera municipal. Oraron para que lloviera. Para que las matas se den en abundancia.

La gente se prepara. El tiempo de la labranza se acerca.

En Acapulco, niños que cobran 'derecho de piso'.

En la secundaria Caritino Maldonado, situada en el puerto de Acapulco, la violencia de afuera se filtró a las aulas. Los alumnos de tercer grado cobraban “derecho de piso” a los de primero. Como ignoraban “de qué clase de gente podían ser hijos los estudiantes”, los maestros habían establecido el acuerdo tácito de no reprobarlos. A seis meses de iniciados los cursos, los alumnos de primer grado apenas cruzaban palabra con sus compañeros de salón. El miedo regía la actitud de los padres, los alumnos, los maestros.

La secundaria reproducía el modelo social existente en la colonia Progreso, uno de los barrios de mayor riesgo de Acapulco. El tejido social, según un estudio de la Facultad de Psicología de la UNAM, estaba completamente roto. Había sido remplazado por “lazos sociales de carácter perverso”. En los patios de la escuela no existía otro modo de relacionarse que no fuera la burla, la anulación del otro, las agresiones físicas y verbales. Un test de identificación había demostrado que entre las figuras más admiradas por los alumnos se hallaban los marinos, los miembros del Ejército, los médicos… y los sicarios.

Acapulco es la segunda ciudad más peligrosa del mundo, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública. La colonia Progreso se lleva con frecuencia los titulares de nota roja.

Los índices de violencia registrados en el barrio suelen superar al del resto de las colonias conflictivas del país. La subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Segob la ha incluido entre los puntos de mayor riesgo, no solo de Acapulco, sino de la república. En esa zona flagelada por el secuestro, el narcomenudeo y la extorsión hay una lucha a muerte entre los grupos criminales que emergieron tras la caída de Arturo Beltrán: La Barredora, el Cártel Independiente de Acapulco.

En agosto del año pasado, la Facultad de Psicología de la UNAM echó a andar un proyecto piloto de investigación en la colonia Progreso. El objetivo era atender al sector más vulnerable en climas de violencia: los adolescentes tempranos. “La intención era averiguar si era posible sustituir el tejido perverso por otro más solidario, más amigable”, explica la doctora Berta Blum, responsable del proyecto.

Un grupo de investigadores se trasladó al puerto. Su informe indica que el ambiente de paranoia que se vivía en la escuela los contagió. Aquellos niños de entre 11 y 15 años habían vivido historias inimaginables. Al padre de un alumno lo habían quemado vivo en un camión. A otro lo habían descuartizado frente a los ojos de su hija, una alumna de segundo grado. Una profesora “levantada” logró salvarse sólo porque su secuestrador la reconoció: el año anterior había aprobado al hijo de éste.

Los investigadores rindieron un reporte desolador. Puede ser el de cientos de secundarias del país. La autoestima de los maestros estaba por los suelos. Muchos habían sido amenazados por los padres. Ninguno se atrevía a castigar, a poner límites. El impacto de la violencia estaba logrando “la deformación del aparato síquico de los adolescentes”. En vez de erigirse como constructora de legalidades, la secundaria estaba creando “sujetos mal construidos que aceptan cualquier tipo de valor y de cosa”.

Los padres declaraban su angustia cotidiana: nadie sabía si volvería con vida a su casa. A esto se agregaba la violencia intrafamiliar, una de las epidemias de la colonia Progreso.

De acuerdo con el informe, en seis meses de trabajo el tejido fue visiblemente reconstruido. “La adolescencia consiste en abandonar los antiguos modelos de identificación y salir a buscar, lejos de casa, grupos de pares”, dice la doctora Blum. El modelo consistió en hacer que los alumnos formaran equipos a través de afinidades simples, como el gusto por un color determinado. “Después de formar grupos, hicimos un buzón anónimo de problemas —cuenta la investigadora—. Cada quién escribía el suyo. Luego se leía la tarjeta que contenía el problema. De ese modo ellos mismos se fueron comunicando su problemática: padres golpeadores, hermanos ‘levantados’, parientes metidos en el crimen organizado. Así se fueron conociendo. Fuimos proponiendo un modelo de solidaridad y cooperación, una forma colectiva de contener los dolores y los miedos, de ayudarlos a pensar”. Por primera vez en mucho tiempo, los alumnos forman un grupo. Ese fue el efecto de la intervención.

El estudio de la UNAM revela lo que viven los adolescentes de las ciudades más violentas de México. De acuerdo con Blum, todavía es posible suturar. Diseñar modelos donde participen las universidades de cada estado.

Pero hay que hacerlo ya. Hay que hacerlo ya.


Por violencia, abandonan su comunidad 300 indígenas tzotziles.

Al menos 300 indígenas tzotziles del municipio de Chenalhó huyeron de su comunidad para evitar ser agredidos por sus vecinos de Chalchihuitán.

Los desplazados, originarios del poblado Majón Pepentik, se refugiaron en la comunidad Fracción Polhó, después de que la mañana del domingo varias personas dispararon armas de fuego. Entre los desplazados se encuentran bebés y mujeres embarazadas.

Los desplazados explicaron que salieron de sus casas con lo que tenían puesto en ese momento. Carecen de alimentos, ropa, vivienda y utensilios de cocina.

Miguel Pérez Ruiz, agente auxiliar de Majon Pepentik, mencionó que los desplazados han recibido ayuda del gobierno municipal de Chenalhó, pero ha sido insuficiente, por lo que hizo un llamado a la administración estatal para atender esta emergencia.

De acuerdo con la versión de los desplazados, quienes les dispararon son originarios de Chalchihuitán, entre ellos señalan a Javier Luna Girón, Ausencio Pérez Paciencia, David Pérez Gómez, Antonio Luna Díaz, este último agente auxiliar de la comunidad Ch’emut, además de Samuel Luna Girón, de la comunidad K’analumtik.

José Arias Vázquez, presidente municipal de Chenalhó, advirtió que los desplazados necesitan cobertores, ropa, alimentos, medicamentos, pero lo más urgente es que regresen a su casa con todas las garantías de seguridad.

Los comuneros de Chenalhó enfrentan una disputa agraria con los comuneros de Chalchihuitán por 800 hectáreas de tierras desde 1973 por una mala resolución de la entonces Secretaría de la Reforma Agraria (SRA).

Fuente: Proceso.

Exhiben a exlíder juvenil del PAN Chihuahua disfrazado de Hitler. ¿Coinicidencia? No creo.

A menos de dos semanas del escándalo que desató el surgimiento de un grupo neonazi por parte de jóvenes panistas de Jalisco, el exlíder juvenil del PAN en esta entidad, José Manuel Escobedo Ceballos, abonó a las críticas contra ese partido al divulgarse una fotografía en la que aparece disfrazado de Adolfo Hitler.

En la imagen difundida en las redes sociales se observa a Escobedo Ceballos vestido de Hitler y junto a él, sentada, su novia Karla de la Rosa, disfrazada de la esposa del führer, Eva Braun.

En entrevista con Apro, el panista explicó que la fotografía fue tomada el 30 de octubre del año pasado en una fiesta de disfraces de Halloween. Y sobre su novia, suplente de la diputada local panista Ana Lilia Gómez Licón, aclaró que no iba vestida de Eva Braun, sino de la actriz Greta Garbo.

“La elección del disfraz no fue con dolo, yo sé que surgió (la crítica) por el tema de Jalisco, pero está totalmente fuera de contexto, no tiene ningún fin que no sea el de ir disfrazado a una fiesta de Halloween”, precisó.

Escobedo, quien además es asesor de la bancada del PAN en el Congreso local, señaló que aunque su ideología no es liberal, está en contra de las cofradías y grupos neonazis.

En las redes sociales los usuarios criticaron severamente al panista, e incluso hubo alguien que aseguró que con el disfraz de Hitler mostró su propia personalidad.

En tanto, ayer por la tarde Karla De la Rosa escribió en su perfil de Facebook: “…El viernes me desperté muy contenta y me puse más cuando según mis amigos me dijeron que soy famosa, jajaja #noticiero! La verdad es que me saco mucho de onda las diversas notas y cometarios derivados de una foto del pasado Halloween, tengo que aceptar entre todo lo que sentí, lo más fue risa… (Habiendo temas tan importantes que tratar en Chihuahua) ya que mi Disfraz poco tenía que ver con el de la extinta Eva Braun y mucho con Greta Garbo. Aparte que lo único que tengo que ver con los nazis, fue mi apoyo a Alemania en este mundial de fútbol. En fin gracias a quienes nunca dudaron de mi, de mis creencias y convicciones”.

Las fotografías de Escobedo y De la Rosa se dieron a conocer a sólo dos semanas del escándalo que desató el grupo neonazi creado por jóvenes panistas de Jalisco, y por lo que varios dirigentes, entre ellos Luis Alberto Villarreal, exigieron su salida del partido.

Los jóvenes, afiliados a la sección juvenil del PAN, crearon desde noviembre de 2013 una agrupación denominada Movimiento Nacionalista Mexicano del Trabajo (MNMT), calificado por ellos mismos como una “alternativa política” para combatir el “capitalismo en manos sionistas”, y supuestamente surgido por la necesidad de “proteger a los principales hijos de la patria, el obrero nacional”, así como para “abolir la propaganda-adopción-marchas-matrimonios homosexuales”.

El grupo neonazi, que supuestamente comulga con el “nacional humanismo”, fue detectado recientemente por el PAN, según Everardo Padilla, líder nacional de Acción Juvenil (juventudes panistas), quien aclaró que procesarán internamente el asunto y, en caso de que los involucrados se deslinden, evitarán su participación en las actividades del partido.

El MNMT es liderado por Juan Barrera Espinosa, consejero estatal estudiantil de Acción Juvenil de Jalisco y miembro del Parlamento Juvenil Alonso Lujambio (ideado y patrocinado por el PAN, pero sin un valor legal).

El pasado 20 de abril, Barrera Espinosa –apoyado por 16 jóvenes miembros del Pentatlón Militarizado Universitario de dicha entidad– convocó a través de las redes sociales a la conmemoración del natalicio del genocida alemán Adolfo Hitler.

En su perfil de Facebook el grupo explica que su emblema, una Cruz de Malta, representa la regeneración y meditación, y su color blanco el “ideal nacionalista, repulsión a ideologías sionistas, anarquistas, comunistas, capitalistas, masónicas y judías”, mientras que el fondo rojo simboliza “la idea social, la justicia, la verdad y la sangre derramada”.

En esa misma red, los integrantes del grupo aparecen en sus reuniones vestidos con uniformes nazis, la suástica bordada en una de las mangas y corte de cabello al estilo Hitler.

Fuente: Proceso.