En el próximo ciclo escolar, que da inicio el 18 de agosto, llegarán a más de 7 millones de niños de cuarto a sexto de primaria los nuevos libros de texto gratuito de historia, cuyos contenidos fueron convertidos en verdaderos informes gubernamentales.
De acuerdo con los expertos César Navarro Gallegos y Tatiana Coll Lebedeff, los títulos profundizan la visión conservadora impulsada por el panismo. La palabra conquista fue eliminada. El concepto que ahora se utiliza es virreinato.
Estas acciones limitan la posibilidad de generar un pensamiento crítico en los alumnos y convertirlos en verdaderos actores sociales del cambio.
Se retrata un país de la ilusión y la fantasía que nada tiene que ver con la realidad que enfrentan millones de niños y sus familias. Hay una expropiación de una historia construida desde abajo, donde no es el Estado el principal motor del cambio, sino los ciudadanos.
A pesar de que en enero pasado la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoció que en los libros de texto hay un sinnúmero de errores que causan un daño irreversible a generaciones de mexicanos, y anunció la creación de una nueva generación de materiales educativos, en la enseñanza de la historia, indicaron, hay una continuidad con la visión histórica conservadora que impulsaron los gobiernos panistas, e incluso se profundiza.
En un análisis de los materiales, que a partir de este ciclo escolar recuperan su portada original con la imagen de la obra del pintor Jorge González Camarena intitulada La Patria, a los que tuvo acceso La Jornada, Navarro Gallegos, historiador y sociólogo del Instituto Mora, y Coll Lebedeff, experta en el sistema educativo nacional e investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, señalaron que “se narra una historia light y simplista que no busca crear ninguna visión crítica del presente”.
Se eliminan, explicaron, las causas, los problemas y las confrontaciones que han generado el cambio.
Es una historia plana que se presenta como una sucesión de hechos en los que no se problematizan los cambios. No sabemos por qué cayó el Imperio Romano ni las contradicciones que enfrentó como sociedad esclavista. No se habla ya de conquista, palabra que fue eliminada, sino del virreinato como forma de gobierno. No hubo conquista, sino un encuentro de dos mundos.
Alertaron que pese al discurso oficial, se mantienen los contenidos enciclopedistas, abigarrados y densos, así como de difícil comprensión para los alumnos. En algunos textos hay reducción en el número de páginas, lo que propició mayor concentración de datos, hechos y fechas.
Coll destacó que en los tres textos de historia se eliminaron ilustraciones, pies de página y ejercicios. Se diseñaron planas con mayor cantidad de información, que harán más difícil la compresión para el alumno.
En algunos contenidos, dijo, se hicieron pequeñas correcciones. En el texto para sexto grado se modificó en 40 mil años el momento de inicio de las glaciaciones y se determinó que la primera civilización que floreció en Mesopotamia no era urbana, sino agrícola, pero no se detecta una revisión a fondo, porque en esencia son los mismos contenidos que se han venido trabajando en el aula.
Distribuidos a poco más de 25 millones de alumnos de educación básica cada año, los libros de texto gratuito, aseguraron, son una conquista histórica y una herramienta educativa fundamental. Para muchos niños serán los únicos materiales formativos a los que tendrán acceso. Su permanencia en el aula es fundamental, pero no con estos contenidos.
Navarro Gallegos destacó que en el libro de quinto grado de primaria, donde se aborda la historia nacional desde el triunfo de la Revolución hasta las últimas décadas del siglo XX, su contenido se convierte en un verdadero informe gubernamental.
Los estudiantes, dijo, aprenderán que el Estado hizo cambios, impulsó reformas, creó condiciones que, incluso, hicieron posible la transición política. Es un Estado nacionalista y revolucionario, heredero de los grandes momentos de la historia mexicana. La sociedad aparece, pero no como un actor central del proceso histórico ni motor de muchas de las transformaciones que ha vivido el país.
Agregó que sin hacer mención a la realidad que hoy enfrenta el país en su condición de pobreza, migración, violencia y fractura social, hay una descripción de los hechos, desde el poder, que pareciera orientar a lo estudiantes a una visión de futuro común, sin que importe la realidad que viven.
De acuerdo con los expertos César Navarro Gallegos y Tatiana Coll Lebedeff, los títulos profundizan la visión conservadora impulsada por el panismo. La palabra conquista fue eliminada. El concepto que ahora se utiliza es virreinato.
Estas acciones limitan la posibilidad de generar un pensamiento crítico en los alumnos y convertirlos en verdaderos actores sociales del cambio.
Se retrata un país de la ilusión y la fantasía que nada tiene que ver con la realidad que enfrentan millones de niños y sus familias. Hay una expropiación de una historia construida desde abajo, donde no es el Estado el principal motor del cambio, sino los ciudadanos.
A pesar de que en enero pasado la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoció que en los libros de texto hay un sinnúmero de errores que causan un daño irreversible a generaciones de mexicanos, y anunció la creación de una nueva generación de materiales educativos, en la enseñanza de la historia, indicaron, hay una continuidad con la visión histórica conservadora que impulsaron los gobiernos panistas, e incluso se profundiza.
En un análisis de los materiales, que a partir de este ciclo escolar recuperan su portada original con la imagen de la obra del pintor Jorge González Camarena intitulada La Patria, a los que tuvo acceso La Jornada, Navarro Gallegos, historiador y sociólogo del Instituto Mora, y Coll Lebedeff, experta en el sistema educativo nacional e investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, señalaron que “se narra una historia light y simplista que no busca crear ninguna visión crítica del presente”.
Se eliminan, explicaron, las causas, los problemas y las confrontaciones que han generado el cambio.
Es una historia plana que se presenta como una sucesión de hechos en los que no se problematizan los cambios. No sabemos por qué cayó el Imperio Romano ni las contradicciones que enfrentó como sociedad esclavista. No se habla ya de conquista, palabra que fue eliminada, sino del virreinato como forma de gobierno. No hubo conquista, sino un encuentro de dos mundos.
Alertaron que pese al discurso oficial, se mantienen los contenidos enciclopedistas, abigarrados y densos, así como de difícil comprensión para los alumnos. En algunos textos hay reducción en el número de páginas, lo que propició mayor concentración de datos, hechos y fechas.
Coll destacó que en los tres textos de historia se eliminaron ilustraciones, pies de página y ejercicios. Se diseñaron planas con mayor cantidad de información, que harán más difícil la compresión para el alumno.
En algunos contenidos, dijo, se hicieron pequeñas correcciones. En el texto para sexto grado se modificó en 40 mil años el momento de inicio de las glaciaciones y se determinó que la primera civilización que floreció en Mesopotamia no era urbana, sino agrícola, pero no se detecta una revisión a fondo, porque en esencia son los mismos contenidos que se han venido trabajando en el aula.
Distribuidos a poco más de 25 millones de alumnos de educación básica cada año, los libros de texto gratuito, aseguraron, son una conquista histórica y una herramienta educativa fundamental. Para muchos niños serán los únicos materiales formativos a los que tendrán acceso. Su permanencia en el aula es fundamental, pero no con estos contenidos.
Navarro Gallegos destacó que en el libro de quinto grado de primaria, donde se aborda la historia nacional desde el triunfo de la Revolución hasta las últimas décadas del siglo XX, su contenido se convierte en un verdadero informe gubernamental.
Los estudiantes, dijo, aprenderán que el Estado hizo cambios, impulsó reformas, creó condiciones que, incluso, hicieron posible la transición política. Es un Estado nacionalista y revolucionario, heredero de los grandes momentos de la historia mexicana. La sociedad aparece, pero no como un actor central del proceso histórico ni motor de muchas de las transformaciones que ha vivido el país.
Agregó que sin hacer mención a la realidad que hoy enfrenta el país en su condición de pobreza, migración, violencia y fractura social, hay una descripción de los hechos, desde el poder, que pareciera orientar a lo estudiantes a una visión de futuro común, sin que importe la realidad que viven.