martes, 5 de agosto de 2014

Holocausto palestino en Gaza.

De nuevo ruego a Granma no emplear espacio de primera plana para estas lí­neas, relativamente breves, sobre el genocidio que se está cometiendo con los palestinos.

Las escribo con rapidez solo para dejar constancia de lo que se requiere meditar profundamente.

Pienso que una nueva y repugnante forma de fascismo está surgiendo con notable fuerza en este momento de la historia humana, en el que más de siete mil millones de habitantes se esfuerzan por la propia supervivencia.

Ninguna de estas circunstancias tiene que ver con la creación del imperio romano hace alrededor de 2400 años o con el imperio norteamericano que en esta región del mundo, hace apenas 200 años, fue descrito por Simón Bolívar cuando exclamó que: “… Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la Libertad”.

Inglaterra fue la primera real potencia colonial que utilizó sus dominios sobre gran parte de África, Medio Oriente, Asia, Australia, Norteamérica, y muchas de las islas antillanas, en la primera mitad del siglo XX.

No hablaré en esta ocasión de las guerras y los crímenes cometidos por el imperio de Estados Unidos a lo largo de más de cien años, sino solo dejar constancia que quiso hacer con Cuba, lo que ha hecho con otros muchos países en el mundo y solo sirvió para probar que “una idea justa desde el fondo de una cueva puede más que un ejército”.

La historia es mucho más complicada que todo lo dicho, pero es así, a grandes rasgos, como la conocieron los habitantes de Palestina y es lógico igualmente que en los medios modernos de comunicación se reflejen las noticias que diariamente llegan, así ha ocurrido con la bochornosa y criminal guerra de la Franja de Gaza, un pedazo de tierra donde vive la población de lo que ha quedado de Palestina independiente, hasta hace apenas medio siglo.

La agencia francesa AFP informó el 2 de agosto: “La guerra entre el movimiento islamista palestino Hamas e Israel ha causado la muerte de cerca de 1.800 palestinos […] la destrucción de miles de viviendas y la ruina de una economía ya de por sí debilitada”, aunque no señale, desde luego, quien inicio la terrible guerra.

Después añade: “… el sábado a me­diodía la ofensiva israelí había matado a 1.712 palestinos y herido a 8.900. Na­ciones Unidas pudo verificar la identidad de 1.117 muertos, en su mayoría civiles […] UNICEF contabilizó al menos 296 menores muertos”.

“Naciones Unidas estimó […] (unas 58.900 personas) sin casa en la Franja de Gaza”.

“Diez de los 32 hospitales cerraron y otros once resultaron afectados”.

“Este enclave palestino de 362 Km² no dispone tampoco de las infraestructuras necesarias para los 1,8 millones de habitantes, sobre todo en términos de distribución de electricidad y de agua.

“Según el FMI, la tasa de desempleo sobrepasa el 40% en la Franja de Gaza, territorio sometido desde 2006 a un bloqueo israelí. En 2000, el desempleo afectaba al 20% y a un 30% en 2011. Más del 70% de la población depende de la ayuda humanitaria en tiempos normales, según Gisha”.

El gobierno de Israel declara una tregua humanitaria en Gaza a las 07:00 GMT de este lunes, sin embargo, a las pocas horas rompió la tregua al atacar una casa en la que 30 personas en su mayoría, mujeres y niños, fueron heridos y entre ellos una niña de ocho años que murió.

En la madrugada de ese mismo día, 10 palestinos murieron como consecuencia de los ataques israelitas en toda la Franja y ya ascendió a casi 2000 el número de palestinos asesinados.

A tal punto llegó la matanza, que “el ministro de Asuntos Exteriores de Fran­cia, Laurent Fabius, ha anunciado este lunes que el derecho de Israel a la seguridad no justifica la ‘masacre de civiles’ que está perpetrando”.

El genocidio de los nazis contra los judíos cosechó el odio de todos los pueblos de la tierra.¿Por qué cree el gobierno de ese país que el mundo será insensible a este macabro genocidio que hoy se está cometiendo contra el pueblo palestino? ¿Acaso se espera que ignore cuánto hay de complicidad por parte del imperio norteamericano en esta desvergonzada masacre?

La especie humana vive una etapa sin precedente en la historia. Un choque de aviones militares o naves de guerras que se vigilan estrechamente u otros hechos similares, pueden desatar una contienda con el empleo de las sofisticadas armas modernas que se convertiría en la última aventura del conocido Homo sapiens.

Hay hechos que reflejan la incapacidad casi total de Estados Unidos para enfrentar los problemas actuales del mundo. Puede afirmarse que no hay gobierno en ese país, ni el Senado, ni el Congreso, la CIA o el Pentágono quienes determinarán el desenlace final. Es triste realmente que ello ocurra cuando los peligros son mayores, pero también las posibilidades de seguir adelante.

Cuando la Gran Guerra Patria los ciudadanos rusos defendieron su país como espartanos; subestimarlos fue el peor error de los Estados Unidos y Europa. Sus aliados más cercanos, los chinos, que como los rusos obtuvieron su victoria a partir de los mismos principios, constituyen hoy la fuerza económica más dinámica de la tierra. Los países quieren yuanes y no dólares para adquirir bienes y tecnologías e incrementar su comercio.

Nuevas e imprescindibles fuerzas han surgido. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuyos vínculos con América Latina, la mayoría de los países del Caribe y África, que luchan por el desarrollo, constituyen la fuerza que en nuestra época están dispuestos a colaborar con el resto de los países del mundo sin excluir a Estados Unidos, Europa, Japón.

Culpar a la Federación Rusa de la destrucción en pleno vuelo del avión de Malasia es de un simplismo anonadante. Ni Vladímir Putin, ni Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, ni los demás dirigentes de ese Gobierno harían jamás semejante disparate.

Veintiséis millones de rusos murieron en la defensa de la Patria contra el nazismo. Los combatientes chinos, hombres y mujeres, hijos de un pueblo de milenaria cultura, son personas de inteligencia privilegiada y espíritu de lucha invencible, y Xi Jinping es uno de los líderes revolucionarios más firme y capaz que he conocido en mi vida.
Fidel Castro Ruz
Agosto 4 de 2014
10 y 45 p.m.
 

Pesadilla en Gaza. De Noam Chomsky.

Entre todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a la norma.
En Cisjordania, la norma es que Israel continúe su construcción ilegal de colonias e infraestructura para poder integrar a su territorio cualquier cosa que pueda ser de valor, mientras confina a los palestinos en cantones inviables y los sujeta a represión y violencia.
En Gaza, la norma es una existencia miserable bajo un sitio cruel y destructivo, que Israel administra para permitir apenas la subsistencia, pero nada más.
La más reciente escalada israelí fue disparada por el brutal asesinato de tres muchachos de una comunidad de colonos en Cisjordania ocupada. Un mes antes, dos chicos palestinos fueron muertos a tiros en la ciudad de Ramalá, en esa misma zona. Ese hecho despertó poca atención, lo cual es entendible, puesto que es rutina.
“El desdén institucionalizado por la vida de los palestinos en Cisjordania explica no sólo por qué recurren a la violencia –escribe Mouin Rabbani, analista de Medio Oriente–, sino también el más reciente ataque israelí a la franja de Gaza.”
En una entrevista, el defensor de derechos humanos Raji Sourani, que ha permanecido en Gaza durante los años de brutalidad y terror israelí, señaló: “La frase que con más frecuencia escuchaba cuando la gente empezaba a hablar de un cese el fuego era: ‘todos dicen que es mejor para nosotros morir y no regresar a la situación que teníamos antes de esta guerra. No queremos eso de nuevo. No tenemos dignidad ni orgullo; sólo somos blancos fáciles, y muy baratos. Si la situación no mejora en verdad, es mejor morir’. Hablo de intelectuales, académicos, personas comunes y corrientes. Todos lo dicen”.
En enero de 2006, los palestinos cometieron un crimen grave: votaron por quien no debían en una elección libre cuidadosamente vigilada, y entregaron el control del parlamento a Hamas.
Los medios proclaman constantemente que Hamas está dedicado a la destrucción de Israel. En realidad, los líderes de Hamas han dejado en claro en repetidas ocasiones que aceptarían una solución de dos estados, de conformidad con el consenso internacional que ha sido bloqueado por Estados Unidos e Israel durante 40 años.
En contraste, Israel, fuera de unas cuantas palabras vanas, está dedicado a la destrucción de Palestina, y se aplica en ese cometido.
El crimen de los palestinos en enero de 2006 fue castigado de inmediato. Estados Unidos e Israel, con la vergonzosa adhesión de Europa, impusieron severas sanciones a la población errante e Israel incrementó su violencia.
Rápidamente, Estados Unidos e Israel empezaron planes para un golpe militar que derrocara al gobierno electo. Cuando Hamas tuvo el descaro de revelar los planes, los ataques israelíes y el sitio se volvieron mucho más severos.
No debería haber necesidad de revisar el deplorable historial de lo ocurrido desde entonces. El sitio implacable y los salvajes ataques son acentuados por episodios de cortar el césped, para tomar prestada la alegre expresión con que designa Israel sus periódicos ejercicios de tirotear a los peces en el estanque como parte de lo que llama guerra de defensa.
Una vez que cortan el césped y los desesperados pobladores buscan reconstruir algo después de la devastación y los asesinatos, se acuerda un cese del fuego. El más reciente se estableció después del asalto israelí de octubre de 2012, llamada operación Pilar de Defensa.
Aunque Israel mantuvo el sitio, Hamas observó la tregua, como concede Tel Aviv. Las cosas cambiaron en abril de este año, cuando Fatah y Hamas forjaron un acuerdo de unidad que instauró un nuevo gobierno de tecnócratas, sin afiliación a ninguno de los dos partidos. Naturalmente, Israel estaba furioso, y más aún cuando hasta el gobierno de Obama se unió a Occidente en indicar aprobación. El acuerdo de unidad no sólo socava la aseveración de Israel de que no puede negociar con una Palestina dividida, sino también amenaza el objetivo de largo plazo de separar Gaza de Cisjordania y proseguir sus políticas destructivas en ambas regiones.
Algo tenía que hacerse, y la ocasión se presentó el 12 de junio, cuando los tres jóvenes israelíes fueron asesinados en Cisjordania. En un principio el gobierno de Netanyahu sabía que estaban muertos, pero fingió que lo ignoraba, lo cual dio la oportunidad de lanzar una incursión en Cisjordania, con Hamas por objetivo.
El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó tener cierto conocimiento de que Hamas era el culpable. También resultó mentira.
Una de las principales autoridades sobre Hamas, Shlomi Eldar, informó casi de inmediato que muy probablemente los asesinos procedían de un clan disidente de Hebrón que desde hace mucho tiempo ha sido una espina en el costado de Hamas. Eldar añadió: Estoy seguro de que no recibieron luz verde de la dirigencia de Hamas; sólo les pareció que era momento de actuar.
Sin embargo, la escalada de 18 días después del secuestro logró minar el temido gobierno de unidad, e incrementó drásticamente la represión israelí. Israel también llevó a cabo docenas de ataques en Gaza, y el 7 de julio dio muerte a cinco miembros de Hamas.
Al final Hamas reaccionó disparando sus primeros cohetes en 19 meses, lo cual dio pretexto a Israel para lanzar su operación Borde Protector el 8 de julio.
Al 31 de julio se había dado muerte a unos mil 400 palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos cientos de mujeres y niños. Y a tres civiles israelíes. Grandes áreas de Gaza habían quedado reducidas a escombros. Cuatro hospitales habían sido atacados; cada ataque fue un crimen de guerra más.
Funcionarios israelíes exaltan la humanidad del que llaman el ejército más ético del mundo, que informa a los habitantes de que sus hogares serán bombardeados, práctica que es sadismo disfrazado santurronamente de piedad, en palabras de la periodista israelí Amira Hass: Un mensaje grabado demanda a cientos de miles de personas que dejen sus hogares ya elegidos como blancos, por otro lugar igualmente peligroso ubicado a 10 kilómetros de distancia.
De hecho, no hay lugar en la prisión de Gaza que esté a buen resguardo del sadismo israelí, que puede incluso exceder los terribles crímenes de la operación Plomo Fundido de 2008-09. Las terribles revelaciones suscitaron la reacción acostumbrada del presidente más moral del mundo, Barack Obama: gran simpatía por los israelíes, acerba condena de Hamas y llamados a la moderación a ambas partes.
Cuando los ataques actuales se detengan, Israel espera quedar libre para continuar sin interferencia sus políticas criminales en los territorios ocupados, con el apoyo estadunidense que ha disfrutado en el pasado. Y los pobladores de Gaza quedarán en libertad de regresar a la norma en su prisión gobernada por Israel, en tanto en Cisjordania los palestinos podrán observar en paz cómo Israel desmantela lo que quede de sus posesiones.
Tal es el desenlace probable si Estados Unidos mantiene su apoyo decisivo y virtualmente unilateral a los crímenes israelíes y su rechazo al consenso internacional que desde hace tanto tiempo existe en torno a un acuerdo diplomático.
Pero el futuro sería muy distinto si Washington retirara ese apoyo. En ese caso sería posible avanzar hacia la solución duradera en Gaza a la que ha convocado el secretario de Estado John Kerry, la cual ha suscitado condena histérica en Israel porque la frase podría interpretarse como un llamado a poner fin al sitio y a los ataques constantes israelíes. Y –horror de horrores– la frase podría incluso interpretarse como un exhorto a aplicar el derecho internacional en el resto de los territorios ocupados.
Hace 40 años Israel tomó la fatídica decisión de elegir la expansión sobre la seguridad, rechazando un tratado total de paz ofrecido por Egipto a cambio de la evacuación del Sinaí egipcio ocupado, donde Israel emprendía proyectos intensivos de colonización y desarrollo. Desde entonces Tel Aviv se ha adherido a esa política.
Si Estados Unidos decidiera unirse al mundo, el impacto sería grande. Una y otra vez Israel ha abandonado planes anhelados si Washington se lo demanda. Así son las relaciones de poder entre los dos gobiernos.
¿Podría cambiar la política estadunidense? No es imposible. La opinión pública ha tenido un giro considerable en años recientes, en particular entre los jóvenes, y no puede ignorarse por completo.
Durante algunos años ha habido buen fundamento para las demandas públicas de que Washington observe sus propias leyes y reduzca la ayuda militar a Israel. La ley estadunidense estipula que no se puede brindar asistencia en seguridad a ningún país cuyo gobierno siga una pauta consistente de graves violaciones de los derechos humanos reconocidos internacionalmente.
Israel, sin duda, es culpable de esa pauta consistente, y lo ha sido por muchos años. El senador Patrick Leahy, de Vermont, autor de esa disposición legal, ha mencionado su aplicabilidad potencial a Israel en casos específicos, y con un bien dirigido esfuerzo educativo, de organización y de activismo, es posible impulsar con éxito tales iniciativas.
Eso podría tener un impacto muy significativo por sí mismo, y a la vez daría una plataforma para acciones ulteriores con el fin de obligar a Washington a volverse parte de la comunidad internacional y observar las normas del derecho internacional.

Nada podría ser más significativo para las trágicas víctimas de tantos años de violencia y represión en Palestina.

* Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Mass, EU.