martes, 29 de marzo de 2016

Insta la ONU a terminar con la guerra contra las drogas.

 De: Víctor Ballinas.
 
El representante para México de la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Antonio Mazzitelli, sostuvo que el documento que será discutido en la próxima sesión especial de la UNGASS 2016, a realizarse del 19 al 21 de abril en Nueva York, proyecta nuevas visiones para abordar el problema de las drogas, que, sostuvo, es de salud.

‘‘La guerra contra las drogas que ha sido declarada hace más de 35 años en este hemisferio se ha acabado o tiene que acabarse’’, manifestó el funcionario de Naciones Unidas.

A su vez, el subsecretario para Asuntos Multilaterales y de Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Miguel Ruiz Cabañas, dijo que México abogará ante la Asamblea General de Naciones Unidas por combatir el problema de la drogadicción por medio de una política integral basada en la salud pública y no sólo con medidas punitivas.

Medidas punitivas ya no funcionan

Al participar en las audiencias públicas organizadas por el Senado sobre el posicionamiento que México presentará en la ONU sobre el problema mundial de las drogas, Ruiz Cabañas dijo que hay que colocar en el centro de las políticas al individuo y no a las sustancias.

El funcionario afirmó que la experiencia mexicana demuestra que el enfoque punitivo contra el consumo de drogas y el narcotráfico no es suficiente. ‘‘Hay muchos países que consideran que ese enfoque debe seguir siendo el más importante. La experiencia de México nos dice que no es suficiente; debemos tener políticas más integrales, más equilibradas’’.

En dicha reunión, México buscará enriquecer la estrategia internacional con elementos que hasta ahora no han sido considerados, ‘‘como que el problema de las drogas es un tema de salud pública y de derechos humanos’’.

Durante su participación en las audiencias públicas Mazzitelli destacó: ‘‘El documento que se presentará rompe con algunas reglas de las políticas de drogas y proyecta una nueva y más propositiva dimensión en la materia. Se reconoce no sólo que hubo avance, sino que la guerra declarada hace más de 35 años en este hemisferio se ha acabado o tiene que acabarse’’.

Pero sobre todo, subrayó, el problema de drogas ‘‘es y siempre ha sido esencialmente de salud y tiene que encontrar respuestas en ese rango, las cuales tienen como centro de enfoque y desarrollo al individuo, así como a la sociedad’’.

Abundó que dicho documento –que será discutido en la asamblea general– destaca que el tráfico de drogas es un delito trasnacional que tiene que ser combatido dentro de un contexto de políticas en contra del crimen organizado. Asimismo, se reconocen los lazos crecientes entre las organizaciones criminales en materia de tráfico de drogas, de personas, de armas, las relaciones con los grupos terroristas y el uso de la violencia.

Más adelante, Mazzitelli reconoció el trabajo y la propuesta de México y deseó que en la nueva definición del Programa Mundial contra las Drogas, del año 2019, se avance en la métrica utilizada para definir los progresos de los diferentes estados en esta materia, para que no sean exclusivamente indicadores o numeralia de incautaciones, de arrestos, sino más bien se centren en el individuo y en su salud.

A su vez, el subsecretario Ruiz Cabañas dijo que la reunión fue convocada en la UNGASS por México, Colombia y Guatemala para que los estados evalúen experiencias de políticas que han funcionado o fracasado.

Indicó que México está buscando enriquecer la estrategia internacional y que la dimensión del programa mundial de las drogas sea vista como un asunto de salud pública.

También se destacará la importancia de políticas de prevención, no sólo del consumo, sino de todos los daños sociales que ocasiona la existencia de un mercado ilícito de enervantes, y más importante aún, la importancia de colocar en el centro del quehacer de los gobiernos y de la comunidad internacional a los individuos, a los seres humanos y no a las sustancias.

Precisó que lo fundamental para México es que no sólo se tomen en cuenta las tres convenciones en la materia (1961, 1971 y 1988), sino todos los instrumentos internacionales aprobados en los años recientes, y con ello poner énfasis en la persona humana.

El subsecretario aseveró que las convenciones internacionales dan suficiente margen ‘‘para que cada país, cada subregión, cada región, diseñen y apliquen sus propias políticas de control de drogas de manera que puedan atender las circunstancias locales y sus propias políticas de salud pública’’.

Dijo finalmente que el problema mundial de drogas debe atenderse generando políticas en favor del desarrollo socioeconómico, de salud pública y derechos humanos, y que la Organización de Naciones Unidas encabece una campaña mundial para prevenir el consumo de enervantes sobre todo en los niños y en los jóvenes, ‘‘además de atender los daños sociales ocasionados por el mercado ilícito de drogas con enfoque integral de prevención y consumo’’, entre otros.