miércoles, 27 de agosto de 2014

Consulta popular.

Por Sergio Aguayo.

Sigue que el IEDF establezca la Orden don Cuauhtémoc Gutiérrez y la entregue en sesión solemne a Mauricio Toledo.

Andrés Manuel López Obrador y Morena yerran al ignorar al grupo de ciudadanos que les solicitaron fusionar su consulta con la del PRD.

Pese a nuestra "bondad", fuimos ignorados. Había pasado el mediodía del 21 de agosto y Elena Poniatowska y Miguel Concha, entre otros, presentaron en público una petición firmada por más de 200 ciudadanos -me incluyo-, para solicitar a Morena y al PRD unir sus consultas sobre la energía que, de superar las pruebas, se realizarán en la jornada electoral de julio de 2015.

Cuatro horas después Andrés Manuel aprovechó un mitin en el Estado de México para calificar a los "abajo firmantes" de "gente honesta y buena" a la que, sin embargo, iba a ignorar porque él y los suyos "no irán con el PRD en la consulta ciudadana" porque no le tiene confianza a quienes alguna vez fueron sus compañeros. Por su parte, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, se mostró dispuesto a discutir las condiciones de la fusión.

La brutal aritmética. Para que una consulta popular sea vinculatoria, necesita recibir el voto de ¡cuarenta por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores! Esto significa que la respalden en las urnas 32 millones de personas. La cifra es descomunal si se toma en cuenta que: a) en la elección intermedia de 2009 (la de 2015 también lo será) votaron 34.5 millones; y b) que según la última encuesta de Reforma la intención de voto por todos los partidos de izquierda (incluido Morena) no supera los 11 millones de ciudadanos y ciudadanas.

Dos consultas son el equivalente a una muerte programada. Para obtener a los 21 millones de personas faltantes se requeriría el respaldo de los independientes y de los panistas y priistas inconformes con la reforma energética. La situación se complica por la decisión del PAN de superar su imagen jacarandosa promoviendo una consulta popular sobre el salario mínimo y la mañosa decisión del PRI de lanzar una consulta para reducir el número de plurinominales (¿entre los diputados que se irán incluirán a la telebancada?).

¿"El cambio verdadero"? Morena empieza mal su vida como partido. Nos prometen ser diferentes al PRD, pero la manera como desecharon la propuesta es muy parecida a la exclusión sistemática que hace el PRD capitalino de los vecinos inconformes con la corrupción urbanística en la Ciudad de México.

Los 200 firmantes de la carta somos numéricamente insignificantes pero representamos la diversidad. Tanto que hasta integrantes de Morena forman parte de la lista (entre ellos Bernardo Bátiz, Laura Itzel Castillo y Víctor Quintana). Se agradece que Andrés Manuel y Martí Batres nos consideren "gente honesta y buena", pero ofende el paternalismo subyacente. Lo mínimo era una respuesta escrita razonando sus argumentos (quienes estén interesados en la carta y la lista de nombres pueden consultarlos en mi página de internet).

Una vía para superar la desconfianza. Todos sabemos que el PRD y Morena se aborrecen y están enzarzados en una lucha fratricida para demostrar quién es el abanderado auténtico de las izquierdas sociales. Firmamos la carta sabiendo que López Obrador y Morena no le tienen confianza al PRD. Lo hicimos para darle viabilidad a dos consultas nacidas para perder.

Una forma de lograr la unión de las consultas es entregando su conducción y promoción a la ciudadanía. En otras palabras, los partidos de izquierda deberían transferir la consulta popular a un comité de ciudadanos independientes que inspiren confianza a ambos. Los partidos podrían concentrarse en competir por el voto enarbolando sus programas y placeando a sus líderes y candidatos. Sería también una forma para que Ricardo Monreal encuentre destino a esos 15 millones de pesos que su partido rechaza y que estaban destinados a compensar a los diputados por la aprobación de la reforma energética.

Ignoro lo que decidirán, pero sería útil que en sus consideraciones recuerden su alejamiento de una parte del electorado de izquierda. Hay un porcentaje indefinido de votantes, del cual me siento parte, que estamos hartos de partidos ineficientes y tolerantes de la corrupción, de dirigencias siempre dispuestas a la riña interna y a esos llamados a batallas testimoniales que desembocan generalmente en derrotas. La confianza se la ganarán haciendo popular la consulta sobre la energía que, en el último de los casos, corresponde a la ciudadanía.



Colaboró Maura Roldán Álvarez.