domingo, 28 de junio de 2015

Enseñanzas de España para el 132.

  De Sabina Berman:
1. Lo que la democracia requiere hoy es más democracia.

Hace tres o cuatro años, un nuevo viento recorrió las democracias del mundo: la indignación. Una indignación contra las clases políticas corruptas. Contra los banqueros y el resto de la fauna abusiva del capitalismo salvaje. Y contra las privatizaciones del Bien Común.

Ya se sabe, en su momento las revueltas del 2012 y 2013 no cambiaron las cosas, pero ahora en el 2015 empiezan a lograrlo en España. Los mismos jóvenes y adultos que se declararon Indignados, que marcharon por las avenidas alzando pancartas y se sentaron durante días ocupando las plazas públicas, hoy en el 2015 han capturado a través de las urnas los gobiernos de las dos ciudades principales del país, Barcelona y Madrid, y pretenden en noviembre hacerse del gobierno central.

¿Cómo han logrado los Indignados de España convertir su indignación callejera en un cambio real dentro de los palacios de gobierno?

2. Convirtieron la indignación en una narrativa positiva: de la crítica feroz pasaron a una propuesta indiscutible.

A decir, lo que le falta a nuestras democracias no es otra cosa que más democracia.

3. A pesar de la crítica previa al sistema representativo, la insurrección se organizó en un partido político.

Un partido –Podemos– que se ha puesto a jugar el basquetbol de la democracia representativa acatando sus reglas, y eso para ganar. No para ser un partido más, ni siquiera para ser el partido más puro, cuya pureza sonroje a los partidos corruptos. Sino para ganar las elecciones.

4. A pesar de la crítica previa al individualismo, Podemos supo entrar a la televisión y volver figuras famosas a sus principales líderes.

Y desde la televisión, todavía el medio más masivo, esos líderes carismáticos re-significaron el vocabulario de la vida pública. Llamaron “casta” a la clase política. Llamaron “estafa” a los subsidios del gobierno a los banqueros. Llamaron “crímenes” a las privatizaciones y a los desahucios.

5. Por el otro lado, los Indignados españoles han sabido salir de su gueto generacional.

Pablo Iglesias, líder de Podemos, ha dialogado públicamente con las figuras claves de la Izquierda. Sus pensadores, sus activistas. Reclamando así para los jóvenes indignados una tradición ideológica larga y brillante. También Podemos ha acudido a los mejores economistas para armar su proyecto de país. Y por fin, a la hora de armar las candidaturas para la contienda electoral, han salido de su propio núcleo para llamar a líderes naturales de las regiones donde ocurrirían las elecciones. Por dar los ejemplos más exitosos: en Barcelona, Ada Colau, líder de la resistencia a los desahucios; en Madrid, Manuela Carmena, una juez jubilada de 71 años, con un ascendente moral indiscutido.

6. Programa, programa, programa.

La Revolución Democrática de España ha sabido concretar un programa. Para ello ha recortado los flecos utópicos de la narrativa del 2012. No promete una nueva Constitución. No promete un sistema económico nuevo. No promete un ser humano distinto. La Revolución Democrática española guardó en los cajones de sus burós los sueños más radicales y se quedó con los sueños viables a corto plazo. El combate a la corrupción. El fin de las políticas económicas de la austeridad. El regreso al gasto en servicios públicos. El ensayo de formas democráticas en la decisión de asuntos cotidianos de gobierno.

No todo lo que es posible imaginar, no el descenso del Paraíso a la Tierra, pero sí muchísimo, de cierto una ruptura con la Democracia Capitalista, sí se logra.

7. ¿Puede el movimiento #YoSoy132 imitar a Podemos?

Sin duda, si aprende sus lecciones. Si rompe con ciertos dogmas que lo han condenado al ostracismo. Y si a la vez acata la frase más recurrente de la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que desde su séptima década en esta sorprendente Tierra en que vivimos, alerta a jóvenes y a viejos:

El optimismo es un imperativo moral.

FUENTE:  http://www.proceso.com.mx/?p=408846

La brecha entre pobres y ricos aumenta en México.

 La distribución de la riqueza se polariza cada día más en México. En las últimas dos décadas, los ingresos del país han aumentado mientras las tasas de pobreza continúan estancadas y los millonarios se han hecho con fortunas más generosas, según un estudio de Oxfam elaborado por el economista mexicano Gerardo Esquivel —doctor en Economía por la Universidad de Harvard y actualmente profesor-investigador del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México—. En el país, el 46,5% de la población vive en pobreza, mientras un 1% de los mexicanos acumula el 21% de la riqueza del país.

El estudio apunta hacia la evolución de la riqueza y la pobreza en los últimos años. Por una parte, los millonarios crecieron un 32% entre 2007 y 2012. Las fortunas mexicanas más prominentes se han concentrado en 16 personas que, señala el informe, han visto crecer sus ingresos de la mano de negocios privados concesionados o regulados por el Gobierno mexicano. “Estas élites han capturado al Estado mexicano”, refiere la investigación.

Oxfam señala que los esfuerzos del Estado para distribuir los ingresos han inclinado la balanza en favor de los más ricos. “Vemos con preocupación la excesiva e indebida influencia de los poderes económicos y privados en la política pública y la interferencia que esto implica para el ejercicio de los derechos ciudadanos”, señala el informe. Los empresarios Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego y Alberto Baillères son los hombres más ricos de México, indica el informe, y sus fortunas han crecido exponencialmente en los sectores de las telecomunicaciones y la minería en los últimos 20 años, con ayuda de unas regulaciones estatales favorables para sus negocios.

En el caso de Slim, el segundo hombre más rico del mundo, su fortuna catapultó desde la década de los noventa, cuando compró la telefónica Teléfonos de México (Telmex) al Estado. En 2003, su riqueza se comparaba con el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano, según estimaciones de Esquivel; la expansión del negocio de las telecomunicaciones del empresario alcanzaron en 2014 el 6% del PIB del país. El estudio insiste en que el Gobierno mexicano ha diseñado en los últimos años una política fiscal que favorece a quienes más tienen. La Hacienda mexicana, por ejemplo, no cobra impuestos por las ganancias en el mercado accionario, ni por herencias o cuantiosos intereses.

Problemas básicos

En el otro extremo están 53,3 millones de mexicanos que viven en pobreza, de los cuales 23 millones no pueden comprar la canasta básica aunque reciban el salario mínimo. Oxfam ha puesto el foco sobre cuatro problemas básicos que impiden que este sector de la población adquiera más beneficios de sus ingresos: la precariedad del salario mínimo, la marginación a la población indígena, la brecha entre la educación pública y privada y el incremento de la violencia.

El salario mínimo en México es de 70 pesos diarios (4,53 dólares), su valor se encuentra por debajo de la línea de bienestar y el poder de compra con ese ingreso ha disminuido drásticamente en los últimos 30 años, apunta la investigación. La educación pública se imparte en escuelas que no cuentan con los servicios básicos de agua y electricidad, y donde el 80% de los estudiantes no tiene acceso a Internet.

Oxfam ha recomendado al Gobierno recuperar políticas públicas para atender las necesidades básicas de la población, así como una política fiscal más agresiva con los sectores más ricos. “México necesita un Estado que trabaje para los muchos y no para los pocos, en donde se gaste con sentido en educación, salud y servicios básicos. Que impulse políticas para que las personas no trabajen para seguir siendo pobres, para que paguen más los que más tienen y para hacer un Estado más transparente”, refiere la organización.
 
FUENTE: El País.  
http://economia.elpais.com/economia/2015/06/24/actualidad/1435175088_006019.html