viernes, 4 de noviembre de 2016

¡Y retembló...!


 De: Gilberto López y Rivas.

Con fecha 14 de octubre de este año, el Congreso Nacional Indígena [CNI] y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional [EZLN] hicieron público un histórico documento con el profético título de: Que retiemble en sus centros la tierra, al finalizar el quinto Congreso Nacional Indígena, que tuvo lugar en el Cideci-Unitierra, Chiapas. No es un texto producto de la ocurrencia de una persona o grupo minoritario, sino el resultado de seis días de extenuantes y prolongadas sesiones de trabajo, llevadas a cabo con base en el conocido método de los pueblos originarios de debatir hasta lograr los consensos.

En la reunión se celebró la vida, al tiempo que se denunció la agudización del despojo y la represión, que no han parado en 524 años en que los poderosos dieron inicio a una guerra que tiene como fin exterminar a los que de la tierra somos y que como sus hijos no hemos permitido su destrucción y muerte para beneficiar la ambición capitalista que no conoce fin, más que la destrucción misma. La resistencia por seguir construyendo la vida hoy se hace palabra, aprendizaje y acuerdos.

Se destaca que los pueblos se construyen cada día en las resistencias frente a la cada vez más agresiva ofensiva del capitalismo, que se ha convertido –como se reiteró en el seminario El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista, de 2015– en una amenaza civilizatoria, no sólo para los pueblos indígenas y campesinos, sino para los pueblos de las ciudades que deben también crear formas dignas y rebeldes para no ser asesinados, despojados, contaminados, enfermados, secuestrados o desaparecidos. Desde nuestras asambleas comunitarias hemos decidido, ejercido y construido nuestro destino desde tiempos inmemoriales, por lo que mantener nuestras formas de organización y defensa de nuestra vida colectiva es posible únicamente desde la rebeldía ante los malos gobiernos, sus empresas y su delincuencia organizada.

No se trata de un llamado etnicista, autocentrado en los pueblos indígenas, sino, por el contrario, de un exhorto que, partiendo de una secular forma de lucha, con raíces en los grandes eventos históricos con fuerte presencia indígena –como las guerras de Independencia y de Reforma, la lucha contra las invasiones extranjeras, la Revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz–, nos convoca a todos y todas a organizarnos colectivamente en la rebeldía contra el mal gobierno que ha entregado la patria a las corporaciones y la delincuencia.

Se denuncia –a detalle y con múltiples testimonios y pruebas documentadas– el proceso de recolonización que están sufriendo de manera particularmente agravada los distintos pueblos, naciones y tribus originarios representados en el quinto congreso: las invasiones a bosques, tierras sagradas comunales y territorios; imposición de megaproyectos carreteros y autopistas, gasoductos, acueductos y termoeléctricas, tren interurbano, aeropuertos y centros comerciales; despojo y privatización de veneros de agua y otros recursos naturales; afectación de tierras y territorios por la minería, proyectos túristicos, siembra de soya transgénica y palma africana, además de corredores ganaderos; comercialización de saberes ancestrales; contaminación de ríos por el fracking e imposición de pagos por servicios ambientales, captura de carbono y ecoturismo; todo ello, acompañado de la criminalización de las luchas y la resistencia, el asesinato, el encarcelamiento y la desaparición forzada de activistas; compra de conciencias, fragmentación de comunidades, desintegración del tejido comunitario y amañamiento de asambleas comunales, esa ingeniería de conflictos que bien conocen las corporaciones; acoso del narcotráfico con la complicidad de todas las instancias de gobierno, fuerzas armadas y aparatos de seguridad; juvenicidios, feminicidios y violaciones a mujeres; fumigaciones aéreas que producen enfermedades; ataques de grupos paramilitares y hostigamiento de autoridades comunitarias. Ante esta tormenta provocada por las nuevas formas de mundialización capitalista, los participantes en el quinto congreso reconocen que sólo es posible enfrentarla colectivamente, desde el anticapitalismo y desde las instancias de decisión construidas desde abajo: Ése es el poder de abajo que nos ha mantenido vivos, y es por ello que conmemorar la resistencia y rebeldía es también ratificar nuestra decisión de seguir vivos construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo.

Por estas consideraciones que, como se observa, son trascendentes y profundas, el quinto Congreso Nacional Indígena “determinó empezar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción […] nos declaramos en asamblea permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este quinto CNI para nombrar un consejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI, como candidata independiente que contienda en nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la Presidencia de este país”.

Y, efectivamente, como era previsible, la clase política ¡retembló!.. y no se hicieron esperar las reacciones marcadas del racismo secular de esas mentalidades criollo-mestizas que no conciben que los indígenas piensen por ellos mismos, así como el monólogo ideológico-político de una partidocracia que considera la unidad de la izquierda a partir de argumentos como el mal menor, la alternancia democrática, el monopolio de la representación nacional y popular, y que no se ha pronunciado contra los poderes reales, abiertos y en la sombra, que han llevado a México a una situación de emergencia humanitaria y, sobre todo, que no es capaz de respetar las decisiones colectivas, ahora en consulta, de los sectores más explotados, discriminados y oprimidos de la patria.

Bienvenida esta iniciativa que hace pensar, actuar e incluso polemizar, más allá de pensamientos únicos, personalizaciones e ideas preconcebidas.


Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/04/opinion/018a1pol