viernes, 31 de octubre de 2014

¡Están vivos! Alertan en una manta. #Ayotzinapa.


Una manta firmada presuntamente por “El Cabo Gil”, señalado por el gobierno federal como lugarteniente del líder del grupo delictivo Guerreros Unidos, Sidronio Casaríais Salgado, advierte que los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos “están vivos”.

También señala que está dispuesto a entregarse a las autoridades hasta que el gobierno federal detenga al 80 por ciento de la estructura principal de esta banda criminal conformada presuntamente por alcaldes de la zona norte de Guerrero y el sur de Morelos, así como por Federico Figueroa, el hermano del cantautor Joan Sebastian.

Esta mañana fue reportado el hallazgo de una manta colocada en la reja principal de la preparatoria 24 de Febrero en la colonia San José, ubicada sobre la carretera federal Iguala-Taxco, entre la comandancia de la Policía Federal (PF) y el cuartel del 41 Batallón de Infantería.

El mensaje escrito con letras negras fue dirigido al presidente Enrique Peña Nieto, a quien indican que “de nada sirve” la detención de Sidronio Casarrubias Salgado porque la mayoría de los operadores del grupo Guerreros Unidos siguen libres.

Por ello, “El Cabo Gil” pide que se actúe en contra de los alcaldes y directores de Seguridad Pública de los municipios de Taxco de Alarcón, Huitzuco, Tepecoacuilco, Apaxtla, Teloloapan y Cocula.

Además, contra un capitán y un teniente del 27 Batallón de Infantería, identificados sólo como Barbosa y Crespo; también señala a Federico Figueroa, al actual delegado de Sedatu en la entidad, Héctor Vicario, y al resto de los hermanos del capo fundador de la organización, Mario Casarrubias, y los miembros de Los Peques o Los Tilos, señalados como uno de los brazos armados de la banda delincuencial.

“Señor presidente Peña Nieto, dice que va a dar con los culpables, su policía no hace nada. Dónde están los directores de seguridad que le dimos; los presidentes de los municipios coludidos con Guerreros Unidos siguen operando normalmente en algunos de ellos. Agárrelos y no los suelten hasta ser bien investigados, no son pendejos para hecharse (sic) la soga al cuello ellos solos”, refiere una parte del mensaje de la manta.

Luego advierte que “Todos ellos recibían su nómina para desaparecer gente y secuestrar; cheque cómo también en todos los municipios hay fosas; le exigimos que capture a los culpables”.

Luego “El Cabo Gil” condiciona su entrega:

“Ahí están sus nombres señor presidente de la república, ya que tenga un 80% detenidos de ellos, yo me entregaré; menos no, y les diré tal y como fueron y son las cosas y a lo que nos dedicamos, porque no nada más yo soy el culpable.

“Los mandos y jefes son los Casarrubias y Los Tilos (Marranas Negras o Peques). No confundan a la comunidad, digan las cosas como son y los estudiantes están vivos. Atte. Gil”, concluye el mensaje que fue retirado por la PF.

El gobierno federal señala a “El Cabo Gil” como el enlace directo entre las policías de Iguala y Cocula con el grupo Guerreros Unidos y, de acuerdo con la declaración ministerial de Sidronio Casarrubias, fue quien ordenó la detención de los normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre.

Hasta el momento las autoridades no han fijado una postura sobre este mensaje atribuido a “El Cabo Gil”, quien se encuentra prófugo y se le considera “pieza clave” para aclarar la suerte de los 43 estudiantes desaparecidos.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Solalinde se disculpa con los alumnos de #Ayotzinapa.

El padre Alejandro Solalinde ofreció una disculpa a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa por haberse “anticipado a su voluntad” y revelar información sobre los testimonios que le fueron confiados respecto del posible destino de los 43 jóvenes desaparecidos en Iguala, Guerrero.

“Haber publicado estos testimonios fue una determinación que tomé a conciencia y por la que ahora pido una disculpa a los familiares de los normalistas”, expresó el fundador del albergue para migrantes “Hermanos en el camino”.

“Estoy convencido de que en este momento lo más importante es preservar la unidad de un movimiento que exige, legítimamente, la aparición con vida de los normalistas. Por eso he decidido quedar a la disposición de las familias y de la Comisión Civil de Impulso y Seguimiento a la Búsqueda para aquello en lo que crean que puedo ser de ayuda”, ofreció.

Mediante una carta emitida por la Diócesis de Tehuantepec, Oaxaca, difundida a través de su cuenta de Twitter, el sacerdote expresó su “más sincera solidaridad” con el dolor de los familiares de los normalistas de Ayotzinapa”, y señaló que sus recientes revelaciones nunca tuvieron la intensión de hacer más difícil esta experiencia por la que hoy atraviesan.

“Quiero externar mi más sincera solidaridad con el dolor de las y los familiares de los normalistas de #Ayotzinapa, asegurándoles que mi intención no ha sido nunca hacer más difícil esta experiencia por la que hoy atraviesan.

“Ofrezco mis oraciones para que la esperanza les siga dando fuerza en la búsqueda de sus familiares”, expresó el padre a padres y madres de los normalistas quienes el pasado domingo 26 le impidieron oficiar misa en la
Normal “Raúl Isidro Burgos” y le pidieron deslindarse del movimiento de lucha para encontrar a los normalistas.

Solalinde pretendía oficiar una misa en la Normal Rural de Ayotzinapa, a un mes de la desaparición de los jóvenes, sin embargo los padres de los estudiantes se lo impidieron debido a que el religioso declaró hace poco más de una semana que los normalistas fueron quemados vivos.

En declaraciones a la agencia Novosti y el diario austriaco Der Standard de Viena dijo que no hay ninguna esperanza de que los normalistas aparezcan vivos y algunos fueron quemados vivos.

“Desde el domingo a la fecha he tenido varios encuentros con testigos, algunos testigos presenciales, que sufrieron el primero y segundo ataque, estudiantes, pero hay otras fuentes, que no son estudiantes, que nos hablan de otro momento.

Hablan de que algunos estaban heridos, y así como estaban heridos, los quemaron vivos, les pusieron diesel. Eso se va a saber, dicen que hasta les pusieron madera, algunos de ellos estaban vivos, otros muertos”, relató a dichos medios.

Tras su encuentro el domingo pasado con los familiares de los jóvenes desaparecidos dijo ser respetuoso de la situación y ofreció estar dispuesto cuando le pidieran ayuda.
 
De Proceso.

sábado, 25 de octubre de 2014

Discurso del Rector de la UAEMor, Alejandro Vera Jiménez, sobre #Ayotzinapa. Llama a NO votar.



La comunidad universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, ha tomado las calles de Cuernavaca y desde aquí, hermanada en una sola voz, con otras instituciones de educación superior en el país, más de 100, les expresa a los deudos de las 6 personas asesinadas en Iguala, el pasado 26 de septiembre, así como a los familiares, compañeros y amigos de los 43 estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa su más profunda solidaridad, y como bien lo expresó el Ejército Zapatista: su dolor es nuestro dolor, su rabia es nuestra rabia, sus exigencias son también las nuestras.

De manera especial, quiero enviar un saludo solidario y fraterno a la familia de José Luis Luna Torres, joven de 20 años, originario de Amilcingo Morelos y estudiante de la Normal “Raúl Isidro Burgos”, quien se encuentra entre los 43 desaparecidos.

Familiares de José Luis, familia Luna Torre, Marisol que estás aquí con nosotros, no estás sola, los universitarios de Morelos estamos con ustedes y con todas las víctimas del país, nos ponemos a sus órdenes para lo que necesiten y se les ofrezca, nos ponemos a sus órdenes para seguir luchando.

Ciudadanos de Morelos, colegas universitarios, jóvenes estudiantes.

Desde esta plaza pública exigimos a las autoridades federales, estatales y municipales, la aparición con vida, ya, de los 43 jóvenes desaparecidos.

Exigimos también, el que se haga en este caso y en general en el caso de todas las víctimas que día a día se acumulan en las escandalosas cifras de desaparecidos y configuran una profunda emergencia nacional, justicia verdadera. Justicia para los familiares de Ricardo Esparza Villegas, alumno del Centro Universitario de Los Lagos, quien fue asesinado este lunes.

No nos van a callar, no nos van a desmovilizar, antes al contrario, junto con universidades hermanas, junto con estudiantes y jóvenes de todos los rincones del país, junto con la sociedad civil, nos daremos a la tarea de enfrentar la crisis de Estado en la que nuestro país está inmerso, dándonos desde abajo, nuevas instituciones.

Desafortunadamente los acontecimientos del 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero, no son hechos aislados: “entre fines de 2006 y mediados de 2014 han desaparecido más de 22 mil personas en México. Es decir, llevamos poco menos de 8 años con un promedio de 240 desaparecidos al mes, lo cual equivale a un contingente como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa cada 6 días”.

Sin duda lo sucedido en Ayotzinapa es escalofriante, como lo es también lo sucedido en Tlatlaya, pero vistos en el contexto nacional no son particularmente excepcionales y ello es lo grave.

Ello es lo que nos indigna, ello es lo que no produce una profunda rabia, porque vemos que la clase política mexicana está más empeñada en defender sus cotos de poder, que en impulsar políticas que reviertan la dinámica de barbarie en la que nos encontramos.

La clase política se rasgó las vestiduras cuando se habló de que México era un Estado fallido y hoy, con los sucesos de Guerrero y antes en Michoacán y en Tamaulipas, y en el Estado de México, y en Veracruz y en nuestro propio Estado de Morelos, nos da elementos para afirmar que México es hoy, un narco Estado y no lo vamos a permitir.

¿Cuál es el terreno que ha permitido que la semilla del narco estado crezca y florezca en nuestro país?

La desigualdad, la impunidad y la corrupción.

En México, la población más rica obtiene 19 veces más ingreso, que el 10% de la población más pobre. Eso es inadmisible ya, eso es inaceptable, es en verdad indigna una clase política que camina por la izquierda y después cambia para tomar camino por la derecha, que no es capaz de llevar a buen puerto, políticas distributivas y revertir en sus condiciones y raíces la creciente desigualdad.

Es en verdad inaceptable que como sociedad estemos sepultando la fraternidad, la solidaridad, la generosidad, acicateados por la caca del diablo, el dinero.

Es en verdad inaceptable que como país, estemos condenando a nuestros niños y jóvenes a la desesperanza, a la miseria y a la frustración.

¡Ya basta!

“La impunidad en México es total”, tituló ayer el periódico español El Mundo a la nota en la que informaba a sus lectores sobre los acontecimientos en Iguala, Guerrero.

No está lejos de la verdad, la PGR afirma que en México quedan en la impunidad el 93% de los delitos. A ello hay que añadir que el 92 % de los delitos no se denuncia.

Es en verdad una verdadera catástrofe, es la prueba fehaciente de que hoy en México, no hay Estado de Derecho, ¡Basta ya de simulaciones y mentiras!

Nuestra convivencia está seriamente lastimada por la impunidad y en especial la impunidad de quienes han propiciado el estado de cosas que hoy vivimos. Combatir la violencia con violencia es en verdad un despropósito, es querer apagar el fuego con gasolina.

Revelémonos en contra de la impunidad, no permitamos que se diluyan en la palabrería demagógica de la clase política y de los partidos que los cobijan, exijamos que quienes tienen responsabilidades, bien sea por un actuar ilícito, bien sea por omisión, reciban castigo. Y las víctimas de los familiares justicia verdadera.

No basta pedir perdón, hay que aceptar las responsabilidades y someterse al imperio de la ley. Es claro hoy, que en lo de Iguala hay muchos políticos omisos. Exigimos sean llevados ante la ley.

En el 2013, México se ubicó en la posición 106 de 177 países en la percepción de la corrupción.

Entre los países que integran la OCDE, México se ubica en la última posición de la tabla en materia de corrupción,
por debajo de países como Italia y Grecia.

La corrupción en nuestro país es una verdadera gangrena que ha corroído la trama institucional y ha contaminado de manera brutal la relación de los ciudadanos con los gobernantes, con la clase política.

“El que no transa no avanza” decimos con cínica picardía los ciudadanos, pero la clase política en este país lo ha tomado como el lema de su actuar cotidiano.

¡Ya basta! México y los mexicanos no nos merecemos gobiernos y políticos tan corruptos como los que tenemos.

¡Ya basta! la corrupción es el agua que riega las semillas de la impunidad y es la impunidad la patente de corso para delinquir.

“La corrupción legalizada –dice Edgardo Buscaglia– es el aparato circulatorio de la delincuencia organizada y es lo primero que hay que cambiar”.

Desigualdad, impunidad y corrupción son sin lugar a dudas, los problemas estructurales que configuran la emergencia nacional en la que estamos inmersos.

Las fosas que a propósito de los hechos en Iguala el pasado 26 de septiembre, han aparecido, le dan la razón al Padre Solalinde, quien expresó en días recientes en la Ciudad de Puebla: “En este sistema económico político la gente no vale, no importa, y sólo es un instrumento para generar riqueza. Al mismo tiempo, vemos una degradación política. Vemos una función pública que va por el poder y el dinero. Vemos un país que es una fosa común general. Por donde rasquen, vemos muertos”.

Como dice el compañero Javier Sicilia: ¡Ya basta, estamos hasta la madre!

Y si los políticos no lo entienden y si los políticos no lo quieren entender porque en su decir cuentan con indicadores y encuestas que les muestran que las cosas marchan bien, que con su pan se lo coman.

Es hora de que los ciudadanos, de cara a las próximas elecciones de 2015, empecemos ya, a explorar alternativas.

Convoquemos a un gran debate nacional, convoquemos a múltiples movilizaciones nacionales que se ocupen del tema y, si la voluntad de los ciudadanos, nuestra voluntad, es ausentarnos de las urnas, hagámoslo, hagámosles a los políticos, un boicot político, un paro político, dejémoslos con su boletas y sus urnas, no nos convirtamos en cómplices, no los legitimemos. A los rectores de las más de 100 universidades les invito a que no aceptemos cargos de elección popular, que no nos hagamos cómplices. Compañeros rectores no aceptemos sus migajas sigamos luchando desde nuestra trinchera de la educación y el desarrollo de nuestro país, por nuestros jóvenes sigamos con el lápiz y el papel luchando para sacar adelante este país.

Hago mías las palabras de Edgardo Buscaglia y propongo que ustedes también se apropien de ellas: “Este tsunami de sangre ha despertado a la sociedad civil en México, ¬–dice Buscaglia– pero hay que ir más allá de pedir justicia por la tragedia en Iguala; hay que prevenir que más masacres ocurran. Hay que rescatar al Estado de los gobernantes que lo han secuestrado. Se trata de salvar vidas y para ello se necesita un movimiento social fuerte y unido desligado de estos poderes formales, cómplices de la delincuencia”.

Compañeros no nos presentamos a las urnas, no hagamos de esto un circo como el que han hecho tantos políticos, y mientras sigan sin aparecer los 43 compañeros de Ayotzinapa y mientras sigan presentándonos candidatos vinculados al narco y a los filtros de selección de candidatos de los partidos políticos no estén transparentados por la ciudadanía, digamos no a las elecciones.

Hoy, parafraseando al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, los Universitarios de la UAEM les decimos a todas las víctimas de nuestro país, en especial a las que como dijera la hermana de José Luis Luna Torres, como dijera Marisol: “…su sufrimiento es como estar muriendo lento”, por los asesinatos en Iguala y por la desaparición de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, que su dolor es nuestro dolor, que su rabia es nuestra rabia.

domingo, 19 de octubre de 2014

El Diablo no es rojo. Conoce a Osorio Chong.

El más conocido de los montajes realizados por Genaro García Luna, el todopoderoso jefe de la policía de Felipe Calderón, es el caso de la francesa Florence Cassez. Pero no fue el único. En Hidalgo, durante el gobierno de Miguel Osorio Chong se instaló otra fábrica de culpables, una que llevó a prisión a 145 policías por supuestos vínculos con el Cártel de Los Zetas. En esta puesta en escena participaron directamente Luis Cárdenas Palomino, la mano derecha de García Luna, y Damián Canales, el mismo a quien ha tocado torear la masacre de 22 civiles a manos del Ejército mexicano en el municipio Tlatlaya, Estado de México. El caso de los “narcopolicías” ha derivado en más de 120 discretas liberaciones por falta de elementos para condenarlos. Algunos siguen presos. La esposa de uno de ellos y abogada defensora de una decena más cuenta la historia: amenazas, violaciones sexuales, muerte. El PRI solía criticar al gobierno de Calderón por el “michoacanazo”, ese operativo en el que alcaldes y funcionarios fueron a prisión… y luego liberados. Pero su Secretario de Gobernación tiene, allá en casa, un caso muy similar, tratado con todo sigilo…

Por: Humberto Padgett


Pachuca, Hidalgo, 16 de octubre (SinEmbargo).– ¡¿De qué color es el diablo, hijo de la chingada?! –preguntaba un custodio de la cárcel federal de Villa de Allende, Veracruz, recordado con especial dolor por su crueldad. –Rojo –respondía el reo que días antes había sido policía en Pachuca, Hidalgo, con la única intención de dar gusto a quién sabe qué extraño placer de su carcelero. –¡No, cabrón, el diablo es azul! –y sumergía la cara del preso en un escusado o lo restregaba en el piso para que ahí lamiera la comida. A él, al Diablo Azul, se le acusa de dirigir los abusos sexuales. Algunos de los 99 agentes de Pachuca detenidos en esa cárcel de cemento y hielo deberían pasar parte de su encierro en una cárcel psiquiátrica. ¿Cómo llegaron ahí? Días antes, en la Ciudad de México, un abogado de oficio entró a la celda en que el comandante Jesús Garcés había pasado la semana en las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO). Dejó de lado algunos papeles y se apresuró a terminar. Jesús apenas se enteraba que lo acusaban de cobrar con una mano en la Policía Ministerial de Hidalgo, estado en ese momento gobernado por Miguel Ángel Osorio Chong, y con la otra a Los Zetas cuyo líder en ese momento, Heriberto Lazcano, El Verdugo, había nacido y crecido en el mismo estado antes de enrolarse en el ejército para luego desertar hacia el narco. –¿Verdad que no lo golpearon? –preguntaba el defensor público a Garcés–. ¿Verdad que no lo han maltratado? ¿Verdad que no le hicieron nada? –Pues no –respondió el policía. –Ah, bueno. Pues firme que lo trataron bien aquí, en la institución –y le extendió parte de los documentos que llevaba–. ¿Y qué? ¿No va a declarar? –No. No sé de qué. Luis Cárdenas Palomino cruzó la puerta. A principios de junio de 2009, Cárdenas se mantenía de pie en el primer círculo de la Secretaría de Seguridad Pública, en la aristocracia policíaca creada por Felipe Calderón Hinojosa en su estrategia de combate al crimen organizado. Algunos miembros de la camada habían muerto o se les había descubierto en franca colusión con el crimen organizado. Pero Cárdenas Palomino estaba ahí. A pesar del affaire Cassez y la rispidez en las relaciones diplomáticas entre México y Francia ocasionada por el montaje televisivo, Luis Cárdenas estaba ahí. –Mira, Chita –Cárdenas hablaba con familiaridad, conocía a Jesús desde que éste fuera un miembro del grupo especial antisecuestro Yaqui y él fuera su jefe. –Si no colaboras yo me encargaré de que te pongan la pena máxima y te mandaré a un lugar en que hagan la vida imposible. – ¿Y qué quieres que diga? –Jesús conocía la rutina. –Bueno, ya dinos quién es el bueno, ¿tú eres el bueno o qué? ¿Quién es el bueno? Pon los nombres –habría dicho Cárdenas Palomino según la versión contada a SinEmbargo por Angélica Nieto, la esposa de Jesús Garcés. El jefe de la Policía Federal lanzó una retahíla de nombres. A cada uno, Garcés negó con la cabeza. –No los conozco. ¿Por qué no le preguntas a mi jefe? A lo mejor él te pueda dar información. ¿O al jefe de mi jefe? –Mira, Chita, si tú te conviertes en testigo protegido, yo veré que te bajen la pena a la mitad, que nada más te pongan 20 años. –Pues qué ayuda ¿no? –respondió con sarcasmo. –No declaro. En las imputaciones por delincuencia organizada figuraba que el Secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Damián Canales Mena, había involucrado a Jesús Garcés y a otros 100 policías de ser empleados de Los Zetas. El señalamiento ocurría en armónica coincidencia con el supuesto hallazgo de la Policía Federal de una nómina en que los narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores habían anotado exactamente qué cantidades pagaban con regularidad a cada uno de los policías municipales, estatales o federales comprados por ellos en el estado y durante el gobierno de Miguel Ángel Osorio Chong. Días después, a fines de junio de 2009, Cárdenas Palomino, vestido de impecable uniforme negro, ofreció otra conferencia de prensa con los helicópteros de fondo y enormes policías con pasamontañas y un fusil empuñado a la altura del pecho: “Desarticulamos la protección de Los Zetas en el estado de Hidalgo, donde ya no hay impunidad para ellos”, afirmó Luis Cárdenas Palomino, coordinador de Inteligencia para la Prevención de la Secretaría de Seguridad Pública federal.


LIBERTAD.

esús García Jiménez nació el 6 de abril de 1975 en Álamo, Veracruz, de ahí el apodo de Jarocho. Llegó a Pachuca luego de terminar la preparatoria y con el sueño de toda su vida a cuestas: ser policía. Se empleó como mesero en la desaparecida discoteca Prisma a la vez que costeaba su estancia en la Academia de la Policía Ministerial. Inició su carrera policíaca casi al comienzo de su mayoría de edad. Al poco tiempo fue promovido para integrarse a al grupo especial antisecuestro Yaqui, un cuerpo nacional que luego se integró en la Agencia Federal de Investigación (AFI), nombre con el que Vicente Fox trató de refundar la carcomida Policía Judicial Federal. La AFI estuvo a cargo de Genaro García Luna, quien designó como director general de Investigación Policial de la AFI a Luis Cárdenas Palomino, protagonista del montaje televisivo contra la ciudadana francesa Florence Cassez presa durante siete años y liberada en 2013 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Como director general de Investigación Policial de la AFI, Luis Cárdenas Palomino era jefe de Jesús García, a quien se asignó el nombre clave de Chita. Al término de la comisión, Jesús volvió a Hidalgo como agente raso. En la estructura estatal, Jesús ascendió a la jefatura de un grupo y luego a una comandancia sin adscripción fija, sino como uno de los encargados de asuntos especiales. Especialista e instructor de tonfa, el bastón policíaco con forma de “t”, y en técnicas de seguimiento, Jesús estaba acreditado como instructor por el gobierno federal e impartía cursos para corporaciones policías públicas y privadas y cuerpos de seguridad o escoltas. Esta condición le imponía aprobar constantes exámenes de control ante la Secretaría de Gobernación consistentes en pruebas psicológicas, poligráficas, toxicológicas y de entorno socioeconómico, entre otras. Nunca antes fue acusado por tráfico de drogas. Nunca se le investigó por enriquecimiento ilícito. Jamás se inició alguna averiguación por abuso de autoridad. La calificación de Jesús García y el aseo de su expediente le tenían a punto de ser nombrado como comandante del Centro de Operaciones Especiales. Pero en Pachuca el viento sopla fuerte y se aproximaba un torbellino.

***
Jesús mide 1.73 metros, es moreno, delgado, de cabello rizado y castaño casi cobrizo que siempre lleva corto, casi al ras. Sus ojos son cafés claros, su nariz un tanto aguileña, sus cejas muy pobladas y su boca es grande. Hay algo mulato en El Jarocho. La policía judicial no sólo dio trabajo a Jesús. En las oficinas conoció a Angélica Nieto Acosta, entonces, hace 18 años, estudiante de Derecho el Centro de Estudios Superiores y auxiliar de asuntos jurídicos en la Procuraduría de Justicia de Hidalgo. “Es una persona de carácter tranquilo, a veces hasta introvertido. Le disgusta el bullicio de la gente y es muy desconfiado. Es un hombre muy familiar y muy cariñoso con nuestra hija. Juntos son como dos chiquitos traviesos. “No puedo decir cómo era de policía porque no estaba las 24 horas del día con él, pero jamás escuché que le gritara o le faltara al respeto a alguien. Nunca supe que le ordenara a alguien limpiarle las botas o lavarle la patrulla como a él le tocó hacer cuando inició”. El noviazgo ha continuado desde entonces sin necesidad de ningún trámite. El 12 de diciembre de 2002, nació su hija Alma. Poco después compraron una casa con un crédito de Infonavit en Parque de Poblamiento, una colonia de clase media cercana al centro de Pachuca. Angélica conducía un auto Honda Civil año 1999. Él utilizaba vehículos oficiales. Según su esposa, el comandante Jesús evitaba ropa del estereotipo narcotraficante: botas de pieles exóticas, cinturón piteado, sombrero tipo texana, un lingote de oro colgando del cuello. Su Jesús se sentía cómodo con unos zapatos de 300 o 400 pesos, pantalón de mezclilla y gorra. Los días en que debía verse formal utilizaba alguno de sus tres trajes: el gris oscuro que compró para la graduación de su mujer, en 2001, un beige o el negro que le proporcionó la Procuraduría de Justicia del Estado en el afán de mejorar la imagen de sus agentes. El último día en libertad, en la cuenta bancaria de la pareja no había más de 6 mil pesos. El sueldo de Jesús de 22 mil pesos mensuales, compensaciones incluidas, como comandante se complementaba con los ingresos que lograba por los adiestramientos de tonfa y seguimiento que proporcionaba y el salario de maestra de secundaria de Angélica. La Procuraduría General de la República no encontró más.

ARRAIGO

El 28 o 29 de mayo de 2009, Jesús habló con su esposa y, con tono relajado le comentó que le habían notificado del inicio de un arraigo en su contra. – ¿Cómo que estás arraigado? –se inquietó Angélica. –Sí. Me están asociando con un intento de secuestro en un VIPS, un lugar público –dijo él para subrayar lo que le parecía un disparate– y no sé exactamente qué es lo que está pasando. – ¿Quieres que hagamos algo? ¿Quieres que me nombre como tu abogada para ver qué hay? –No, no, no –Jesús contuvo a Angélica con la mente puesta en su inminente ascenso como comandante del Centro de Operaciones Especiales. Supuso alguna zancadilla, un problema de política entre oficinistas. Jesús Garcés había hablado con el agente del ministerio público quien dijo al policía casi con enfado que, simplemente, debían esperar dos semanas para cumplir con el trámite. Se acordó que la detención ocurriría en las mismas oficinas de la Procuraduría. Según la mujer, no había razones para la preocupación. Al contrario. Un día, durante el arraigo, el comandante Garcés recibió la notificación de la Secretaría de Gobernación federal en que le informaban de su aprobación de los últimos exámenes de confianza. Días atrás, habían ido a su casa, investigado sus cuentas bancarias y las de Angélica y revisado la escuela privada en que Alma, la hija de la pareja, cursaba la primaria. –Ya me dieron los resultados y todo está perfecto –comentó a Angélica con voz suave, concentrado en tranquilizarla.

***

El sábado anterior a su liberación, Angélica recibió otra llamada de Jesús. – ¿Ya vienes para acá? –soltó él, pero esta vez una grieta cuarteaba la calma de los días anteriores. –Sí, ya nada más paso por la niña y nos vamos a desayunar –dijo ella en espera de más datos que explicaran el nuevo tono de voz. –Me dicen que acaba de salir algo en el periódico… En Criterio. Apareció una nota en que dicen que estoy arraigado en la casa de seguridad de la policía ministerial y que de la SIEDO ya viene por mí. La mujer buscó el periódico y, hacia el mediodía, marcó a la oficina de la policía para confirmar la existencia de la nota informativa y de su contenido. Durante las siguientes horas, Angélica intentó, en balde, averiguar el origen de la filtración. A las tres de la tarde, volvió a timbrar el teléfono. –Ya no vengas –el sonido fue tan seco como un pedazo de sal. – ¿Por qué? –Esto está muy feíto. Mejor aguántame tantito y mando a uno de los muchachos por ti. –Oye, ¿qué está pasando? –ella era angustia pura. –Tú tranquila, yo tampoco te puedo decir qué está pasando, pero tú tranquila. Mandaré a alguien por ti. Angélica se sentó junto a la puerta y aguardó la llegada del policía enviado por su marido. –Licenciada –dijo el agente a la abogada –dice mi jefe que si le puede poner ropa limpia. –Ya la tengo lista. ¿A dónde vamos? –Está en la casa de seguridad. Los acaban de trasladar –dijo el hombre en referencia de Garcés y otro agente involucrado, Manuel Escobedo Delgadillo, El Oso. – ¡No puede ser! Me acaba de hablar de la oficina. –Sí, pero lo trasladaron. El sitio de arraigo o de seguridad de la Procuraduría estatal está ubicada en una colonia muy cerca a la del matrimonio, en Santa Julia. Viajaron cinco minutos hasta que quedaron frente a la fachada de una casa común y corriente, pero esta vez custodiada por dos camiones de soldados con los fusiles al hombro y el bajo sobrevuelo de un helicóptero. Angélica y Alma entraron a la casa. En una de las recámaras, sentado, encontraron a Jesús. –¿Pues a quién tienen? –preguntó Angélica. –A nadie –respondió el hombre con parquedad. – ¿Cómo que a nadie? –Sólo estoy yo. – ¿Es una broma o qué te pasa? –No. Y sacaron a todos los arraigados que estaban aquí. –Chucho, esto está muy feíto… ¿qué pasó? –No sé, Gorda. –Pero si el arraigo vence mañana –Angélica trataba de asirse de algo. –Pero no sé qué sucederá. Jesús buscó entre sus ropas algo de dinero. –Nada más pude pedir que me sacaran esto del cajero automático –extendió 3 mil pesos. – ¿Para qué me das a guardar el dinero? Mañana te levantan el arraigo. –Si es una u otra casa hay que pagar la tarjeta. No seas malita y hazme el pago puntual de la tarjeta –Jesús se permitía preocupaciones de ese tipo. Se abrazaron y Angélica viajó los cinco minutos de regreso a casa. Apenas pasó la puerta, timbró el teléfono. Esperó escuchar a Jesús, decir que la detención estaba concluida y que fuera por él. Pero el aparato no se vaciaba de sustos y la voz que salió de la línea fue de un cuñado. –Se acaban de llevar a Jesús. –Yo acabo de estar con él… –Me dice que lo están trasladando a SIEDO. Angélica recuerda el momento: “Supongo que sólo esperaban a que mi hija y yo saliéramos de la casa de arraigo. Pienso que él ya sabía de su traslado y no me quiso decir nada. Empecé a entender que pasaba algo muy grave. A la mañana siguiente busqué al Secretario de Seguridad Pública del estado, Damián Canales Mena. Ni siquiera pude pasar a su oficina. Me mandó a decir que no tenía tiempo de atenderme. Luego sabría que él armó parte del montaje contra mi esposo”.

***

En pocas horas, si no es que minutos, Jesús Garcés se había degradado de policía ejemplar y futuro jefe de la Ministerial a un hombre sobre el que había caído una especie de lepra y la peste pronto alcanzó a su familia. Uno de los agentes que entregó al comandante a la custodia federal explicó escuetamente que ni ellos sabían bien de qué se trataba el asunto. El problema era, en realidad, un torbellino a punto de pasar por encima de la policía de Hidalgo. Angélica habló con otro cuñado residente en el Distrito Federal y quien aseguró que había acordado una visita a Jesús en su encierro. –Voy para allá –anunció Angélica. –No. Primero vamos a ver qué es lo que pasa –frenó el cuñado. –No. Ya no. No me quise meter una vez para no entorpecer la situación, pero no lo voy a volver hacer otra vez. Necesito que saber qué pasa y de qué forma debo reaccionar. Temprano, Angélica pagó la tarjeta de crédito, arregló el acomodo de Alma y salió a la Ciudad de México. Llegó a las 3 de la tarde al edificio junto al Monumento a la Revolución y logró ingresar hasta las 9 de la noche. –No sé de qué se trata el asunto. Solamente me dicen que hay un tal Cepillo, que diga los nombres de las personas que están relacionadas. – ¿De quienes, de qué? –Angélica intentaba tomar una hebra, lo que fuera para comenzar a armar el rompecabezas. –No lo sé, Gorda, no lo sé. Quedaron en silencio los siguientes minutos, hasta que un oficial se acercó a la mujer para pedirle que saliera a la oscuridad de la Ciudad de México. Apenas salió el sol, Angélica se apersonó ante el portón der la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. –Algo tenemos que hacer, tengo que buscar la manera de cómo obtener la información –dijo ella. –Será muy complicado. Me acaban de decir que te van a trasladar a la casa de arraigo, en la colonia Doctores –¿Y qué hago? –el comandante de la judicial Jesús Garcés se dejaba en manos de su mujer, Angélica, hasta la mañana anterior maestra de secundaria. Era lunes. El jueves, un convoy digno de película –y Jesús estaba a merced de productores cinematográficos– lo custodió a la colonia Doctores. Angélica ingresó dos días después. –Me bajaron a declarar, pero no declaré –le relató Jesús. Angélica recuerda el momento con precisión. Al menos en su versión, en las palabras que ofrece para contraste con un mamotreto de cinco kilos de papel con actuaciones judiciales que trae para todos lados, no hay vacilaciones. – ¿Por qué no declaraste? –averiguó Angélica Nieto Acosta. –Porque no me querían decir de qué se trataba la situación. Nada más me decían que debía proporcionar los nombres, que tenía que poner agente y que me acogiera a los beneficios de la ley y convertirme en testigo protegido. Y no declaré. – ¿Te pusieron algún defensor de oficio? –Llegó un fulanito y me dijo: “¿Verdad que no lo golpearon? ¿Verdad que no lo han maltratado? ¿Verdad que no le hicieron nada?”. Y, pues, yo dije que no. “A bueno”, me dijo, “pues fírmele que lo trataron bien aquí, en la institución. ¿Y qué no va a declarar?”. Le dije que no. Entonces llegó Luis Cárdenas Palomino y me dijo: “Mira, Chita, si no colaboras yo me voy a encargar de que te pongan la pena máxima y te voy a mandar a un lugar que te va hacer la vida imposible”.

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El 24 de junio de 2009, un millar de soldados y policías federales apoyados con helicópteros artillados tomaron la capital de Hidalgo. Al terminar, llevaron a la Ciudad de México, como detenidos, a 99 policías municipales, estatales y federales acusados de delincuencia organizada y delitos contra la salud en su modalidad de fomento, figura jurídica utilizada para procesar a funcionarios públicos coludidos con el narcotráfico. Además de la supuesta nómina encontrada a los contadores de Los Zetas con los nombres de los agentes hidalguenses, el Ministerio Público federal se valió del testimonio de Damián Canales y de algunos testigos protegidos que aparecen en cualquier cantidad de expedientes inculpatorios iniciados por el gobierno de Felipe Calderón, entre ellos Jennifer, Pitufo, Venus y Tauro. También habló un informante anónimo identificado como Caleb, quien ofreció detalles tan particulares como el lado de la cintura en que cada agente portaba su arma de cargo, el dinero que en cada ocasión de soborno habría recibido, los nombres y apellidos de cada persona involucrada. Otro testimonio incriminatorio fue el de Manuel Escobedo Delgadillo, El Oso, el hombre detenido y arraigado a la par con Jesús Garcés. Garcés fue acusado, además, del supuesto intento de secuestro de un hombre al que habría citado fingiendo interés en rentarle un palco en el estadio de futbol para un juego de Pachuca contra los Pumas de la UNAM. El ministerio público ofreció un video en que se observa, en el interior de un Vips, a Jesús sólo, en actitud de espera. Eso y el testimonio de la posible víctima es todo.

ACUSACIONES ANÓNIMAS

Al inicio, la Procuraduría General de la República solicitó un arraigo de 40 días para presentar su formal acusación contra Jesús Garcés. Junto con el uso de testigos protegidos, la detención con fines de investigación fue una herramienta tan cuestionada por defensores de los derechos humanos como de utilizada por la administración de Calderón. Al terminar los 40 días, el ministerio público federal requirió la duplicidad del plazo, es decir, demandó la retención del comandante por 80 días totales a pesar que su captura fue publicitada por Cárdenas Palomino y Damián Canales como “un trabajo de inteligencia de meses de seguimiento”. El juez concedió únicamente 20 días más a la autoridad para demostrar la suficiencia de elementos. En ese tiempo debía imputar a Jesús o liberarlo. Entonces apareció una denuncia anónima por Internet en que se aseguraba la relación entre el policía y Los Zetas. El mismo gobierno que había certificado su probidad decenas de veces con distintos exámenes tan sofisticados como el polígrafo, se basó en las letras de un fantasma para sostener que el policía era empleado de Los Zetas. La acusación sin nombre habría surgido de un domicilio de la colonia San Javier. Pero al respecto ocurre un detalle: la casa no existe. En otra parte de los señalamientos sobre secuestro contra Jesús Garcés, se narra un plagio sostenido en una casa de seguridad. Los secuestrados, una vez liberados, reconocen a todos sus captores excepto al ex comandante cuya voz es grabada y presentada a las víctimas, pero tampoco logran identificarla. El Oso no logró identificar a Jesús. Los policías federales de Cárdenas Palomino declararon haber detenido a Chita durante un operativo, cuando su detención ocurrió al final de un arraigo de dos semanas en las instalaciones de la Policía Ministerial de Hidalgo. La Procuraduría local no ha entregado siquiera copia simple de las motivaciones y justificaciones jurídicas de ese arresto: ni siquiera existe un número de averiguación previa que justificara la primera retención. A pesar de todo, el Juez Quinto de Distrito en Materia Penal con sede en Toluca, Estado de México, otorgó la orden de aprehensión y abrió la causa penal 59/2009 por los delitos de secuestro y delincuencia organizada. Jesús y El Oso pasarían los siguientes años de su vida en el penal de mediana seguridad de Santiaguito, en el municipio de Almoloya de Juárez. Un juzgador distinto con residencia en Tepic, Nayarit, sí otorgó el arraigo por 80 días para los otros 99 agentes. Cuando se cumplió el plazo, en la tercera semana de septiembre de 2009, un nuevo operativo del ejército y la Policía Federal sacudió Pachuca y se llevó a 24 agentes más. Estos ya no tocaron las instalaciones de la Procuraduría.

LA PRISIÓN MÉXICO

Las autoridades reunieron a 119 de los detenidos y los trasladaron en avión al Centro Federal 5 El Oriente, en el municipio de Villa de Aldama, Veracruz, a las faldas del Cofre de Perote. Al otro lado del país, en Nayarit, un juez inició el proceso en su contra dentro de la causa penal 464/2009 por los delitos de delincuencia organizada y contra la salud en su modalidad de fomento. Esto supone al menos una peculiaridad jurídica: por los mismos hechos de delincuencia organizada se abren dos procesos penales distintos. Al poco tiempo, ocurre una posible redundancia en el juzgamiento de Jesús Garcés pues se le procesa, además, por la causa 464/2009. Angélica se sentó a redactar un amparo, pero sus manos no dejaban de temblar sobre el teclado. Había egresado en 2001 y, para 2009, se sentía con la necesidad de escribir con el libro de texto al lado. Buscó un abogado particular y entendió que la libertad de su esposo debería costar más que el optimismo que se sacaba a jalones en cada respiro. Como pudo, consiguió los 50 mil pesos requeridos por el defensor pedía únicamente para iniciar la contraofensiva. Los recursos de Angélica se consumieron a la velocidad de las llamas en un papel. Cada objeto de su pequeño joyero desaparecería para siempre en una casa de empeño: su querido anillo de graduación, la medalla de la Virgen de Guadalupe con que hizo su confirmación, unos aretes de oro comprados durante algún momento de suficiencia. Remató su Honda Civil en 35 mil pesos y puso en pausa todos los pagos. A las semanas, la casa funcionaba sin luz ni teléfono. Una tarde, marcó al teléfono del abogado contratado, pero no hubo respuesta. Tecleó los números una vez más. Y otra, y otra. El hombre se había esfumado con los únicos 50 mil pesos que tenía Angélica en la vida. La mujer pasó la noche en vela y apeló el auto de formal prisión. Este recurso se radicó en Querétaro. Entre los detenidos había cinco mujeres a quienes encarcelaron en Villahermosa, Tabasco. Algunas de las apelaciones de los policías presos en Veracruz fueron a manos de Juzgadores de Sinaloa y Chihuahua, mientras que El Oso fue trasladado a Guerrero. Aún ocurrirían otras 20 capturas con lo que el grupo de “narcopolicías” del estado gobernado por Miguel Ángel Osorio Chong sumaba 145 personas. Había, pues, 145 familias que, desprovistas de su principal ingreso económico, debían sostener una defensa legal a la velocidad del sistema mexicano y resolver un laberinto procesal del tamaño de México. Durante varias semanas, Angélica tomó el camión de segunda clase por más de 10 horas de Pachuca a Tepic. Llegaba de madrugada, esperaba la apertura del juzgado, desahogaba alguna actuación y volvía a la capital de Hidalgo para alcanzar alguna situación de trabajo. El presupuesto del viaje excluyó en más de una ocasión una comida caliente. En el expediente se cruzaban además todas las clases sociales de las policías hidalguenses. Los uniformados de menor escalafón percibían un sueldo de 4 mil pesos mensuales. Para sus familias, la simple obtención de las fotocopias para continuar la defensa era otro empujón a la pobreza. “Muchos niños dejaron de ir a la escuela porque ayudaban a su mama a llevar dinero a casa. Era eso o quedarse sin comer. La mayoría de las señoras buscaron trabajo como empleadas domésticas, afanadoras en fábricas o como maquiladoras con salario mínimo. Entre las esposas de los policías, sólo tres o cuatro somos profesionistas”. Angélica Nieto es abogada y asumió la defensa de su marido y otros 11 agentes a quienes en ocasiones ni los gastos de traslado cobró. La generosidad no era menor. Alma asistía a una escuela particular y fue cambiada a una escuela oficial. Imposible vender la casa porque aún está comprometida con un crédito de INFONAVIT que, desde hace tiempo, ya no paga. “De la tarjeta de crédito simplemente me dejé de preocupar. Mi marido estará en el buró de crédito por los siglos de los siglos. Cuando hablan los cobradores les pido que vayan a reclamarle a la cárcel y que dejen de dar lata”. –– ¿Hubo discriminación, hubo algún trato hostil por parte de tus vecinos? –No soy alguien a quien afecte ese tipo de situaciones. Es entendible: por mucho, mucho tiempo, mi casa estuvo vigilada por todos lados. El nombre de mi marido apareció en todos los periódicos de Pachuca y en varios nacionales. En estaciones de radio, televisión… Siempre lo trataron como culpable. “Yo tuve que dejar de trabajar un año porque el tiempo era insuficiente. Mantenía mi casa, a mi hija, a mi esposo y a mí. Necesitaba estar viajando, viajando, viajando y en los trabajos simplemente no aceptaban más faltas. “Mucha gente perdió su trabajo sólo por ser familiar de alguno de los muchachos. A mucha gente se le cerraron las puertas. Hubo hijos de buenos policías vendiendo chicles en la calle. Ahora esos hombres están libres y algunos no encuentran trabajo”, lamenta Angélica. “Otros son meseros o taxistas. Unos volvieron y encontraron que sus esposas no los habían esperado. Creo que más del 70 por ciento de las familias han quedado desintegradas”.

EL DIABLO NO ES ROJO

a cárcel federal de Villa Aldama, en Veracruz, está al final de la espalda del Cofre de Perote. Cuando el viento termina de resbalarse por el lomo del cerro sopla hielo en la cara de los reos. Una buena parte del año las temperaturas rondan los cero grados centígrados y no es extraño que el termómetro amanezca a menos siete. Nieva. Luego de la declaratoria de guerra contra las drogas hecha por Felipe Calderón, se aumentó la capacidad de los reclusorios federales. En algunos casos se construyeron penales y, en otros, como fue el caso de Villa Aldama simplemente se cambió el letrero de la puerta, pero no se acondicionó la penitenciaría ni se modificó el manejo de la población ni de sus familiares. En el aire que ahí parece hecho de navajas, los custodios ordenaban el desnudo completo de todos y todas las visitantes. Algunas mujeres mayores de edad aún deben hacer sentadillas sin ropa interior ante la mirada de las guardias a las que un simple gesto de inconformidad las puede motivar para negar el acceso y no hay súplica que valga. La primer comida para los hidalguenses fue una torta pequeñita y un jugo de 250 mililitros. No hubo más en todo el día y los siguientes fueron similares. Durante semanas, su única ropa interior fue la que llevaban puesta y la cárcel les proveyó de un solo cepillo dental por cada nueve reos hacinados en una celda diseñada para cuatro personas. “Yo no percibí corrupción en el sentido de que les exigieran dinero”, apunta Angélica Nieto. “El problema es el permanente estado de tortura en que se encuentra la población de la cárcel federal de Villa Aldama. Ocurrieron situaciones extremas que incluyeron abusos sexuales cometidos por custodios contra los policías”. La inmersión de las cabezas en excusados rebosantes de excremento era práctica frecuente y la entrega de la comida en el piso era rutina. De vez en vez, los custodios encendían las luces y gritaban: “¡Salgan, perros!”. A continuación, los sacaban a la madrugada de hielo, los desnudaban en el patio y los rociaban con agua de la manguera. Sin modo de secarse, volvían a las celdas. Carentes de chamarras y cobijas, se apelmazaban y la gripa de uno era el catarro de todos. Con excepción de los húmedos despertares de la madrugada y la atención de sus visitas familiares o de defensa, las autoridades penitenciarias optaron por negarles la salida a espacios abiertos y decenas de policías fueron infestados por hongos. La mayoría perdió 30 kilos de peso y, si el reo atendía un familiar, su rancho era devuelto a la cocina o al sitio de donde hubiera salido. Atendían sus audiencias, algunas de 13 horas de duración, con el estómago vacío. – ¡¿De qué color es el diablo, hijo de la chingada?! –preguntaba un custodio de la cárcel federal de Villa de Allende, Veracruz, recordado con especial dolor por su crueldad. –Rojo –respondía el reo que días antes había sido policía con la única intención de dar gusto a quién sabe qué extraño placer del carcelero. – ¡No, cabrón, el diablo es azul! –y sumergía la cara del preso en los escusados o los restregaba en el piso para ahí lamieran la comida. A él se le acusa de dirigir los abusos sexuales. Algunos de los 99 agentes de Pachuca detenidos en esa cárcel de cemento y hielo pasaron parte de su encierro en una cárcel psiquiátrica. Los familiares se inconformaron ante Derechos Humanos y las condiciones mejoraron: ya no sólo comen una torta y un jugo al día, pues también reciben una ración de caldo de frijol. El nuevo director les envía su comida a las diligencias, ya poseen cobijas, ropa interior y una tiendita de galletas y Cocas donde hacen compras prepagadas por sus familiares. El acoso no terminaba tras las rejas. Un policía fue tundido adentro y comentó la agresión con su esposa, quien comentó el asunto con la autoridad de la cárcel. La siguiente golpiza fue peor. La mujer de otro fue detenida a la entrada de Pachuca acusada de conducir un auto robado según, nuevamente, una denuncia anónima. La esposa del agente Ignacio Hernández Vega murió en un accidente carretero mientras conducía a Villa de Aldama. “A mí me encañonaron aquí, en Pachuca, en una situación en que yo iba a entregar a un cliente y, antes de hacerlo, nos cerró el paso un operativo con 30 policías que nos encañonaron a mí y a mi hija dentro del vehículo en que íbamos”. José López murió el mismo día que lo habrían liberado de una pancreatitis mal atendida. Falleció en libertad, pero en la cama de un hospital de Jalapa. Su hija, Jazmín Cruz, aún le guarda luto.

***

Damián Canales es Secretario de Seguridad Pública del Estado de México. Llegó ahí como resultado de la reyerta política entre Los Pinos y Toluca. Su designación fue interpretada por analistas políticos como una advertencia a Eruviel Ávila Villegas de la supremacía política del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong. – ¿Qué hizo exactamente Damián Canales, como Secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, en el caso de los policías de Pachuca? –pregunto. –Él inició todo –sostiene Angélica y muestra los documentos con los dichos de Canales Mena quien, efectivamente, denunció a sus subalternos. –Cuando solicitamos la ampliación de su declaración se armó un operativo gigantesco. La memoria se le borró frente al juez y ya no recordaba nada. Le preguntamos cómo había obtenido las versiones de la relación entre los muchachos y los narcotraficantes y dijo que solamente lo había escuchado. – ¿Cuál era su intención? –Estos son los medios de los que se vale el Estado para ejecutar sus caprichos: límpiame el estado de Hidalgo, pidió la federación, y de aquí enviaron hombres inocentes para aparentar resultados. Es lo que Damián Canales hace ahora en el Estado de México. Definitivamente fue un montaje propio de Cárdenas Palomino y de Genaro García Luna. Ellos crearon todo esto, ellos fabricaron a los testigos protegidos. Un día, todos los testigos protegidos que denunciaban a nuestros muchachos se desaparecieron. Angélica Nieto logró reunirse con personal de la Secretaría de Gobierno y Damián Canales durante algún momento del proceso para reclamar la parte proporcional del aguinaldo de 2009 que no había cobrado. “Me dijo que mi esposo era un delincuente y que él dependía que no recibiría un peso”. –¿Trataste de hablar con Osorio Chong? –¡Umm! Muchísimas veces y nunca nos recibió, ¡jamás! –¿Y a los demás familiares de los policías? –Hicimos comisiones y sólo nos mandó un achichincle que nos acusó a las esposas de ser unas revoltosas y nos dijo que nos estábamos yendo con la bandera equivocada, porque nos había apoyado un senador perredista. Con el actual Gobernador, Francisco Olvera, ha sucedido exactamente lo mismo. LIBERTAD A partir del 2012, alrededor de 50 agentes fueron trasladados de Villa Aldama a Tepic, Nayarit, al cálido trópico más por el trato que por la temperatura. Han formado equipos de futbol, toman clases de inglés o talleres de oficios y el sol les da en la cara. Han recuperado peso. De los 145 detenidos y presentados por las agencias de Genaro García Luna y de Aarón Canales como los “narcopolicías”, entre 125 y 130 han salido libres por falta de elementos para sentenciarlos, según criterio de los diferentes juzgadores que conocieron el caso. Once de los liberados fueron defendidos por Angélica, maestra de secundaria antes de que el torbellino se llevara a los policías de Pachuca. Sólo uno ha sido sentenciado de manera firme por delincuencia organizada, lo que supone dudas en uno u otro sentido pues fue procesado con los mismos elementos incriminatorios que los demás. Entre 15 y 20 están a la espera de la conclusión de su proceso. Jesús Garcés es uno de ellos. En su caso no ha habido ninguna resolución. Angélica ha reclamado el cierre de instrucción de ambos procesos para que así se emita la sentencia correspondiente. El asunto en el juzgado de Toluca está en manos de un defensor de oficio de quien sólo se espera que cierre el caso. Para el proceso en Tepic, Angélica se mantiene nombrada como la defensora de su pareja. Hasta ahora, cinco años después del arraigo, Angélica, de 38 años de edad, ha recuperado una vida rutinaria basada en un trabajo estable. Durante los últimos cinco años, Alma, la niña de Jesús, ha crecido unos 60 centímetros sin su padre. Era una pequeña de cinco o seis años y ahora es una púber. “Alma ha crecido sin su papa y así ha debido madurar”. –¿Nunca te paralizaste? –Creo que los primeros meses. Egresé en 2001 y, en 2009, cuando me senté a redactar el amparo, no sabía cómo hacerlo. Estaba en otra situación, entré en un momento de shock emocional. Pero no tenía dinero y era otro defensor de oficio o yo. –¿Qué esperan? –pregunto la más rotunda de las obviedades a Angélica. –Que ya regrese a la casa –¿Y qué hará? – Hasta hace poco tiempo, él tenía la intención de regresar a la policía, lavar su nombre, dar la cara, decirle a todos que era inocente, pero creo que ahorita ya entendió que no será así. Llevo cinco años sola. He resuelto todo esto sola y no me gustará verlo sentado todo el día en el sillón de mi casa. Definitivamente no algo tenemos que pensar –advierte con gesto travieso de mujer regañona. –¿Y qué hará? –Será un hombre libre. –¿Él entiende todo tu esfuerzo? –Pues espero que sí, porque si ya me sé el camino de salida, claro que me sé también el de entrada –bromea Angélica y suelta una carcajada franca, libre. *


Fuente: http://www.sinembargo.mx/16-10-2014/1142820









A ver, bola de revoltosos, a ver si de veras muy chingones, que andan pintarrajeando mi ayuntamiento. #Ayotzinapa.

Lunes 3 de junio de 2013. Ayuntamiento de Iguala. Simpatizantes del Frente de Unidad Popular marchan por el centro de la ciudad y apedrean la alcaldía; los trabajadores ya habían sido evacuados. Rompen ventanas y realizan pintas con tinta negra y roja. Acusan al presidente municipal, José Luis Abarca, de haber ordenado ellevantón de ocho de sus compañeros: su líder Arturo Hernández Cardona, además de Rafael Banderas Román, Ángel Román Ramírez, Héctor Arroyo Delgado, Gregorio Dante Cervantes, Efraín Amates Luna, Nicolás Mendoza Villa y Jimmy Castro.

Van acompañados por militantes del Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (Fodeg), incluido el líder frentista, Bertoldo Martínez Cruz.

También están ahí estudiantes de la normal rural… de Ayotzinapa.

Durante el bloqueo del ayuntamiento, Martínez Cruz recibe una llamada telefónica de Héctor Arroyo Delgado, uno de los ocho desaparecidos. Éste le informa de la muerte de tres de sus compañeros (entre éstos Hernández Cardona), de la huida de cuatro más, incluido él, y del paradero desconocido de un octavo.

Martínez Cruz, que realizaba una entrevista con reporteros locales cuando recibió la llamada, pone el altavoz para que su compañero, Arroyo Delgado, narre lo sucedido. Cuatro minutos y 26 segundos dura la llamada reproducida por algunos medios locales, en la que se escucha, entre otras cosas, esto:

—Yo ya me voy a la chingada de Iguala, porque me van a matar… —le dice Arroyo Delgado a Martínez Cruz.

—Oye, ¿dime quiénes fueron los otros dos compañeros que asesinaron? —pregunta el líder de la Fodeg.

—Este, cómo se llama… Ángel Román Ramírez. Y Rafael. Rafael Balderas Román.

—¿Cómo los mataron: a balazos, a golpes o qué?

—Al ingeniero (Arturo Hernández Cardona) lo chingaron desde el viernes, luego el sábado mataron a golpes a (Rafael) Balderas y hoy en la mañana que nos escapamos perdió la vida Ángel Román Ramírez. Nosotros de puro milagro estamos vivos y yo ya me voy a la chingada de Iguala, porque me van a matar. Luego nos vemos por ahí… —terminó la llamada el sobreviviente.

Los muchachos de Ayotzinapa arremeten de nuevo y con más furia contra el edificio del ayuntamiento.

Ahí, y unos días antes, el 21 de mayo, cuando los jóvenes normalistas también irrumpían en el edificio de la presidencia municipal, empezaba el encono entre los jóvenes de Ayotzinapa y el alcalde, conflicto que tendría su desenlace el 26 de septiembre pasado, cuando los estudiantes entraban a Iguala para supuestamente boicotear un acto de la presidenta del DIF, María de los Ángeles Pineda, la esposa de Abarca.

Días después de aquella llamada, el 25 de junio, Nicolás Mendoza Villa, uno de los miembros de la FUP que logró escapar, y quien era chofer de Arturo Hernández Cardona, se atreve a dar su testimonio en la notaría 47 del Distrito Federal, ante Alfredo Miguel Morán Miguel. El 12 de marzo de 2014 repite y amplía sus dichos (de los cuales MILENIO tiene copia), entonces ante el Ministerio Público del fuero común Miguel Ángel Cuevas Aparicio, adscrito a la Dirección General de Control de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia de Guerrero. En la averiguación previa HID/SC/010758/2013, Nicolás narra con detalle lo ocurrido aquellos días: y sí, el alcalde Abarca mató a Hernández Cardona, según sus dichos…

***

De acuerdo con la declaración de Nicolás Mendoza Villa, el alcalde José Luis Abarca (hoy prófugo), asesinó al dirigente de la FUP, Arturo Hernández Cardona, además de que ordenó la muerte de Félix Rafael Balderas Román y Ángel Román Ramírez, e instruyó para que fueran torturados otros miembros de Unidad Popular.

Nicolás Mendoza Villa, un agricultor de 43 años que solamente cursó hasta cuarto de primaria, miembro del FUP desde finales de 2013, aseguró que el 29 de mayo de 2013 el alcalde amenazó a Hernández Cardona en las oficinas del ayuntamiento de Iguala frente a siete miembros del FUP, la esposa del hoy asesinado, así como síndicos, regidores y dos representantes del gobierno estatal.

—¡Ya me tienes hasta la chingada, pendejo, tengo gente que me hace mis trabajos! —le habría dicho el alcalde al líder de la FUP, luego de negarse a firmar acuerdos de desarrollo social con dicha agrupación. El presidente municipal estaba acompañado de dos sujetos armados, uno de los cuales espetó: “Mándalo a la chingada, de todas maneras se lo va a cargar la chingada”.

Un día después, el jueves 30, luego de una jornada en la que los miembros del FUP bloquearon la caseta de Puente de Ixtla, poco después de las 17:00 horas, siete de ellos viajaban en una camioneta Honda Pilot rumbo al centro de Iguala y fueron interceptados por un comando que se transportaba en dos vehículos, una camioneta Explorer y una Jeep Cherokee. Intentaron bajarse y huir, pero fue imposible: Hernández Cardona recibió un disparo en la pantorrilla derecha al intentar bajar de la camioneta y los sicarios tomaron control del vehículo sometiendo a los ocupantes, salvo uno que sí logró huir corriendo, según el relato de Nicolás.

Transcurrió alrededor de media hora y los vehículos tomaron un camino de terracería. De pronto se detuvieron en una brecha y obligaron a sus detenidos a caminar alrededor de 300 metros hacia arriba, hacia el monte. Ahí había más sicarios que se transportaban en otro vehículo diferente. Llegaron a unos matorrales espinosos. Según el declarante, varios de ellos mencionaron varias veces que pertenecían al cártel de Guerreros Unidos. Les vendaron los ojos. De pronto se acercó un hombre y dijo:

—A ver, bola de revoltosos, a ver si de veras muy chingones, que andan pintarrajeando mi ayuntamiento.

Nicolás Mendoza Villa afirma que al de la voz lo reconoció de inmediato: era el jefe de la policía de Iguala, Felipe Flores Velázquez. Más tarde, ya de noche, les quitaron las vendas y los golpearon y torturaron con un látigo de alambre y una tabla en forma de paleta. Luego los amarraron de pies y manos. Dos de los criminales escavaron la tierra para hacer una fosa. Alrededor de la medianoche arribó al lugar el presidente municipal, quien ordenó una nueva sesión de tortura. Al final, el alcalde se dirigió hacia Arturo Hernández Cardona:

—Qué tanto estás chingando con el abono y te dabas el gusto de pintar mi ayuntamiento. Ahora yo me voy a dar el gusto de matarte…

El jefe policial levantó del piso al líder de la FUP y lo condujo al lado de la fosa recién escavada, junto a unos árboles. El alcalde le puso el cañón de un arma larga junto a la mejilla, del lado izquierdo. Y jaló el gatillo. El ingeniero Arturo Hernández Cardona cayó al lado de la fosa. Uno de los sicarios lo empujó hacia el hoyo. El jefe policial aconsejó a su jefe, al alcalde:

—Métele otro putazo para que se lo lleve la chingada, porque ya va a llover. Abarca apuntó su arma hacia la fosa y volvió a disparar, cuenta en su declaración ministerial Nicolás. Empezó a llover. No taparon la fosa, que se llenó de agua. Luego también los sicarios mataron a Felix Rafael Banderas Román y lo echaron a la misma fosa.

El domingo 2 de junio asesinaron a Ángel Román Ramírez en un intento de huida cuando trasladaban los dos cuerpos de los asesinados a Mezcala para arrojarlos ahí.

Al día siguiente por la madrugada el declarante y tres personas más que también estaban cautivas, huyeron…

LA AMENAZA DE LA ESPOSA DEL MUNÍCIPE

Justino Carvajal, síndico administrador de Iguala, fue asesinado el 8 de marzo de 2013. El 21 de mayo de 2013 Arturo Hernández Cardona organizó una protesta para solicitar una audiencia.

Integrantes de Unión Popular y jóvenes encapuchados, normalistas de Ayotzinapa, según periodistas de Iguala, ingresaron al palacio municipal a realizar pintas. Acusaron a Abarca del homicidio de Carvajal.

De acuerdo con un trabajo con texto y fotos del portal La Silla Rota, una semana después, el 28 de mayo Arturo Hernández Cardona acudió a una sesión pública del cabildo, en la que también estaba su esposa, la regidora de Desarrollo Rural, Sofía Lorena Mendoza Martínez. Además del alcalde y los regidores, estaba presente María de los Ángeles Pineda, mujer del presidente municipal, cuyos hermanos han sido señalados por tener vínculos con cárteles de la droga. Ahí, al tomar la palabra, Hernández Cardona insinuó que el alcalde estaba detrás del asesinato de Carvajal y que era un criminal.

El alcalde se retiró del lugar. Su mujer lo seguía, pero de pronto volvió sobre sus pasos para increpar a Hernández:

—No sabes con quién te metes cabrón, te va a cargar la chingada si sigues así… El delincuente eres tú, hijo de la chingada. Te vas morir. ¡Te vas a morir! No sabes con quién te metes... —le habría gritado a Hernández, Cardona, según testimonios recogidos por el portal citado.

Dos días después Hernández Cardona desapareció. Cuatro días después apareció muerto…
De Milenio.

sábado, 18 de octubre de 2014

Comunicado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo. (SUMAMENTE IMPORTANTE).

 
 Al pueblo de México:
Al pueblo de Guerrero:

Compañeros, les hacemos llegar nuestro posicionamiento político sobre los acontecimientos de las recientes semanas en el país y en especial en el estado de Guerrero.

I.- Espectacular obra de teatro

Un espectacular acto histriónico ha tenido lugar, hace unos días,en Bucareli, donde connotados representantes de la alta esfera política mexicana desarrollaron en un escenario a modo, casi fantástico,bajo una fuerte lluvia otoñal, en mangas de camisa, con una sobreactuación evidente, tratando de parecer muy “graves” y al mismo tiempo muy “joviales”, “casuales” y “naturales”, el papel de funcionarios públicos “preocupados y ocupados” en resolver algunos cuantos aspectos del derruido sistema educativo nacional. He ahí la cartelera del “Teatro de aventura juvenil”.

Detenciones de “grandes capos” del crimen organizado son presentadas en rápidas y sucesivas temporadas de una cartelera teatral basada en la “novela policiaca” más ramplona, una especie de Los intocablesal estiloCantinflas: mucho ruido y pocas nueces.

Y para “hacer sombra” a Broadway, una escenificación dedicada a la apertura comercial fanática, que no se sustenta en ninguna base científica sino sólo en una fe ciega en las exportaciones sin valor agregado y en la contención salarial generalizada, cosas que supuestamente pondrán “en marcha” a una república bananera como México hacia la Tierra Prometida. Se trata de una obra hablada en un áridoespanglés,un idioma como el que inventan los niños en sus juegos fantásticos, un idioma que nadie entiende, que realmente no existe, pero con el que los protagonistas se afanan en convencer, no con pocos tropiezos, a un público expectante y emocionado, de las bondades de aquel dicho salinista de 1993: “…México no quiere ayuda de Estados Unidos, quiere competir con Estados Unidos…”Una adaptación de La rosa de Guadalupe al estilo de las “inescrutables maneras en que se manifiesta” el capital financiero.

Eso es la política mexicana. Una espectacular obra teatral. Tras bambalinas, en los vestidores, todos los actores saben que sólo están representando una gran farsa. La escenografía es grotesca, demasiado acartonada; no tiene nada de arte, ni luce natural ni espontánea, simplemente porque no es sincera ni verdadera. Todos saben que los actores son pésimos, que no tienen talento artístico alguno; todos saben que el libreto es poco creíble, que está hecho al vapor y plagado de ocurrencias absurdas; todos saben que la escenificación en general es mediocre y que lo único que la salva son los efectos especiales.

La política en México es una súper producción teatral. La política en México es politiquería, y de la más barata. Los pocos roles protagónicos están ocupados por los hijos y allegados de los directores de la compañía teatral y de los dueños del teatro. No obstante, hay, como en toda gran puesta en escena, un considerable número de actores de reparto, gente que no dice nada, que no actúa nada, que sólo llena el espacio vacío: aburridose intrascendentes personajes de relleno.La política en México es un teatro de cínicos para cínicos, deactores y espectadores cínicos.

II.- Afuera del teatro

No es casual lo sucedido hace unas semanas en Iguala, Guerrero; es consecuencia obligada de un paulatino proceso de descomposición social en todo el país. Demuestra que la base económica del país se está desmoronando. Muestra que los “cambios estructurales” son sólo cambios de fachada que no conducen a nada extraordinariamente bueno: la desigualdad social sólo se agudiza día con día.

El tema del “crimen organizado” se ha convertido en un clisé y en una excusa genial para encubrir un hecho cada vez más inocultable: el “crimen organizado” es el poder político. Si todas las políticas de seguridad implementadas desde el poder han fracasado, eso se ha debido a una sola razón: hay una organización criminal más compleja y poderosa que permea al propio “crimen organizado” y ésta se llama gobierno mexicano. Una prueba de ello es el juego perverso y tramposocon el que el gobierno del PRI trata de remarcar la innegable vinculación del PRD en los sucesos criminales de Iguala. Pero eso, en sentido estricto, se vuelca sobre el mismo PRI por una razón histórica: ¿qué es de buena parte de la dirigencia del PRD? ¿No son, muchos de ellos, mafiosos del PRI conversos a “demócratas” del PRD? El origen turbio y corrupto de esos políticos proviene del PRI, el ala mafiosa triunfante de la Revolución Mexicana. Los dirigentes más honestos del PRD quedaron atrás, en la historia, luego de ser asesinados por el PRI. Por lo demás, eso de que hay avances en el asunto de la “seguridad pública” es un argumento muy frágil. Cualquier mediocre es mejor que aquellos aspirantes a nazis que gobernaron México durante 12 años.

De lo anterior se deriva también el hecho incontestable de que los únicos referentes viables en materia de seguridad en el territorio nacional han sido y son independientes del gobierno y tienen relación con, por ejemplo, la rica experiencia de las Policías Comunitarias en diferentes partes del país.

Por otro lado, consideramos un error político, por innecesario, la agresión contra Cuauhtémoc Cárdenas y en especial contra Adolfo Gilly. Pero lo dicho por Cárdenas a la prensa, en el sentido de culpar de los hechos a grupos “sectarios”,lo muestra al menos con una visión poco autocrítica, como perredista que es. Sin embargo, apelamos a que el movimiento social mantenga la calma y logre con el tiempo apuntar mucho mejor sus baterías y a ampliar la mirada.

El cacicazgo regional es una manifestación propia de las dictaduras. No es exacto hablar de la “colombianización” de México, porque lo que sucede en este país rebasa, a veces, lo acontecido en Colombia. Sí, en ambos países hay orígenes similares, caminos comunes (los gobiernos de ambos países son rastreros sirvientes de Estados Unidos) y por consiguiente no pueden tener más que destinos infernales parecidos, pero aun así nada es exactamente igual. En México, incluso, a veces las cosas son únicas, monstruosas, sin antecedente alguno en el mundo. Y es obvio que esto suceda, al ser México una de las dictaduras más patéticas del mundo.

Hace unos años era complicado demostrar que México es una perversa dictadura, no porque no tengamos elementos a la mano, sino porque en ese entonces tenía lugar la llamada “transición democrática” y mucha gente se creía ese libreto infantil, ese “sofisma” de la democracia. Pero ahora que los poderes políticos locales “matan en caliente” ysin recato alguno a los inconformes; que lo hacen confiados en que así “desaparecerán los problemas” queda más claro que en México hay una terrible dictadura. No hay, evidentemente, una “dictadura perfecta”; pero sí hay una dictadura de clase, de pequeñas y grandes colectividades de poder económico y político, que tienen un necio afán por “perfeccionar” su podrida dictadura, la que es, repetimos, pariente directa del ala mafiosa que triunfó en la revolución mexicana.De cacicazgo compinche se nutre esa dictadura. ¿O acaso, por poner algunos ejemplos, Slim, Azcárraga y Salinas Pliego no son sino vulgares caciques de las telecomunicaciones? Son caciques de la etapa neoliberal, llamados “empresarios” pero cuyas haciendas, tiendas de raya, industrias textiles e ingenios cañeros ahora se denominan Telmex, Televisa, TV Azteca, etcétera. Los que siguen diciendo que México es una democracia son los que están dentro del teatro que describimos párrafos arriba.

III.- Pronunciamiento

1.- Hacemos pública nuestra solidaridad plena hacia los familiares y compañeros de las víctimas mortales, heridos y desaparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre pasado. Nos sumamos a la exigencia de que los desaparecidos sean presentados sanos y salvos.

2.- Consideramos que es importante hacer recaer la responsabilidad de tales hechos en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Es esencial no dejar fuera de responsabilidad al gobierno federal, porque desde el mismo día de los acontecimientos actuó de manera omisa y tremendamente oportunista. Presumimos que supo y sabe con cierto lujo de detalle lo que sucedió aquel día, pero está actuando de tal manera que pretende reducir la responsabilidad a los ámbitos municipal y estatal. Mucha de su actuación francamente teatral ante los estudiantes del IPN fue influida por los acontecimientos en Ayotzinapa y responde también a un intento inútil de ocultar su innato carácter represivo, comprobado también, con creces, en Tlatlaya, Estado de México, unas semanas antes.

Pero no sólo eso, debemos recalcar que el origen de los principales problemas sociales en Guerrero es federal. Los grandes problemas de las escuelas normales rurales tienen su origen en el profundo desprecio hacia la educación rural por parte de todos gobiernos federales que se han sucedido en décadas… La economía federal dicta la miseria de los estados y municipios. Quien sepa algo de los Planes de Desarrollo Municipal sabe que están subordinados a los Planes Estatales de Desarrollo y que estos a su vez están condicionados por el Plan Nacional de Desarrollo. Por eso a los municipios les llega una miserable cantidad de recursos económicos que los condena al subdesarrollo crónico.

A habitantes de los estados como Guerrero les han asignado un futuro de “camareros”, de cantineros, de sirvientes y sexo-sirvientes de turistas, nacionales y extranjeros. Ningún gobierno federal jamás ha impulsado un proyecto serio de educación, de salud, de vivienda digna, de ciencia y tecnología, de industrialización para Guerrero. Como ahora, han preferido dilapidar cuantiosos recursos económicos eninnecesarios aeropuertos internacionales que sólo reflejanuna visión miope y centralizada del poder en el DF y el Estado de México, antes que impulsar un proyecto de desarrollo social de larga envergadura para Guerrero.

3.- Nos parece muy acertado y necesario prestar desinteresadamente un amplio acompañamiento social, jurídico y multidisciplinario a las víctimas de tales sucesos, sobre todo por parte de las organizaciones sociales independientes. Pensamos que es ineludible llevar al gobierno mexicano ante las instancias jurídicas internacionales y mostrar ampliamente en el exterior la verdadera imagen de lo que sucede en México, donde todos los derechos humanos se violan de manera sistemática e impune. Debe lograrse un alto a los asesinatos, desapariciones y a todo tipo de violaciones a los Derechos Humanos en México.

El gobierno mexicano, insistimos, es un represor innato, de múltiples recursos criminales, por lo que urge también que de su lado el movimiento social asuma con seriedad medidas prácticas que reduzcan el margen de acción del poder brutal que nos gobierna.

Sin embargo, es importante entender muy bien que la “justicia” no se reduce a lo jurídico. La verdadera justicia es de carácter social, lo que significa lograr importantes avances en educación, salud, vivienda, trabajo, etcétera. Por poner un ejemplo, es forzoso lograr en este momento el reforzamiento permanente de todas las Escuelas Normales Rurales del país, en todos los planos, sobre todo el financiero. Lo mismo aplica para que la CNTE refuerce su posición negociadora ante el gobierno. Este es el mejor momento para ello.

4.- Este punto queremos iniciarlo con algunas preguntas concretas, para reflexionar acerca de la necesidad de un diálogo entre todos:

A.- ¿Está ya maduro el movimiento social del país para que de manera independiente pueda financiar, organizar y dirigir en todos los aspectos un medio de comunicación audiovisual, como por ejemplo un canal de TV abierta, nacional, autosustentable y alternativo? ¿El pueblo mexicano estaría dispuesto a financiarlo e impulsarlo a través de una gran colecta nacional y de la movilización social?

B.- ¿Sería posible que el movimiento social dejara de desgastarse, en la medida de lo posible, en manifestaciones pequeñas que no son a veces muestras de fortaleza sino de debilidad organizativa y que pudiera concentrarse en preparar unas cuantas pero poderosas movilizaciones que de verdad pudieran paralizar al menos grandes regiones del país, por ejemplo la región comprendida por Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, es decir, el sur mexicano?

Hacemos un llamado respetuoso a todas las organizaciones sociales, a todos los colectivos de derechos humanos, a todos los periodistas honestos, a todos los estudiantes, a todos los profesionistas, a todos los sindicatos, a todos los colectivos, a todas las organizaciones político-militares, etcétera, a buscar la manera de construir un canal de diálogo abierto y democrático que nos permita conocernos y entendernos mejor, a estudiar con seriedad y paciencia la solución que sólo de manera independiente al gobierno deberemos resolver. Eso, tal vez, nos conducirá con el tiempo a emprender acciones generales y coordinadas.

No hablamos de un Frente, no hablamos de la Unidad Nacional, no hablamos de discutir nuestras coincidencias y diferencias, que las tenemos; hablamos de CONSTRUIR un canal ABIERTO y MADURO de DIÁLOGO. El cual puede irse construyendo primero de manera bilateral, hasta llegar después a un proceso multilateral. Lo importante es que este DIÁLOGO esté enfocado en PROPUESTAS Y SOLUCIONES. Tenemos miles de problemas; hablemos de ellos y entre todos encontrémosles soluciones.

No proponemos que este Diálogo Nacional en México, pero abierto también al mundo, tenga de antemano un programa, un plan de acción, una dirigencia colegiada, nada de eso… Proponemos ser más honestos con nosotros mismos y más humildes y construirlo todo desde abajo, dialogándolo todo. No proponemos DISCUTIRLO todo, sino DIALOGARLO todo, sobre todo lo que en este momento sea más necesario para avanzar en la lucha.

Podemos establecer unos cuantos bloques temáticos importantes para que todos, abiertamente, podamos dialogarlos con todos. No proponemos llegar necesariamente a conclusiones fatales inmediatas, sino conocer el arco iris de posibilidades organizativas que tiene el pueblo de México y el mundo.

Paso a paso veremos, de manera natural, hasta dónde y con quién es posible avanzar hacia el entendimiento, hacia la coordinación, hacia la unidad… y también saldremos enriquecidos de ideas y propuestas.

Para que no todo fuerael caos, nosotros proponemos una tríada de coordinadores vinculados a la academia o al periodismo y que hayan demostrado una trayectoria seria, objetiva, honesta y solidaria hacia el movimiento social. Pero abrimos la propuesta general para que otras organizaciones la enriquezcan. Al respecto, y como prueba de que nos interesa dialogar y encontrar mejores cauces y el avance organizativo del país podemos decir que nuestra propuesta es por ahora la de un periodista y dos académicos intachables, cuyo nombre nos reservamos por ahora. Pero al mismo tiempo aclaramos que no nos interesa promover vanguardismo alguno; nos interesa incentivar el diálogo.

Cada tema sería calendarizado para que todas las organizaciones tuvieran tiempo de estudiarlo, razonarlo y encontrarle propuestas de solución.

Nosotros participaríamos a través de este tipo de comunicación o por medio de nuestro periódico Verde Olivo.

Si esta propuesta es rechazada o ignorada no nos importará mucho, pero sí nos importará que el resto de los que quieren ver avanzar la organización del pueblo mexicano hagan propuestas alternativas. Lo que queremos es dialogar y avanzar.Estamos convencidos de que quien quiera de antemano “dirigir” o “encabezar” el movimiento social en México no sólo hará evidentesu locura inaudita, sino que además sólo logrará aislarse y generar más división en el movimiento social. Estamos y estaremos atentos a cualquier propuesta organizativa seria basada en el diálogo, el respeto, el entendimiento, el acuerdo, la solidaridad y la camaradería.

5.- Por último, reafirmamos nuestra convicción de seguir adelante en la lucha revolucionaria, de manera seria y callada, como lo hemos venido realizando en los años recientes, renunciando a todo acto lleno de futilidad y bombos innecesarios.

Nos motiva también el hecho de que parte de nuestra colectividad es de origen guerrerense. Nos enorgullecemos mucho de ello. Por lo tanto, no nos es ajena la tierra guerrerense, la del Plan de Iguala ni la dela Tixtla donde se asienta la histórica Normal Rural “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, la normal del maestro Lucio Cabañas. No nos es ajena esa Tixtla que, en palabras del también oriundo de ese lugar, don Ignacio Manuel Altamirano, “se enorgullece de haber visto nacer en su seno a aquel egregio insurgente y gran padre de la patria que se llamó Vicente Guerrero […] esa ciudad pobrísima, oscura y desconocida”… a fuerza de olvido, desprecio y maltrato de los gobiernos federal, estatal y municipal. No lo olviden, LOS TRES PARTIDOS Y LOS TRES NIVELES DE GOBIERNO SON LOS CULPABLES.

¡Vivos se los llevaron!
¡Vivos los queremos!

Tixtla de Guerrero, Guerrero, a 15 de octubre de 2014.

¡Por la revolución socialista y la liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria!
¡Patria libre!
¡Y socialista!

Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo
FARP

jueves, 16 de octubre de 2014

"Yo podría ser el Che": Genaro Mesa, normalista de #Ayotzinapa.

Diego Genaro Mesa es todo ideales. Marx, Engels, Lenin… Admira la trinidad comunista. Para él, nada la supera, salvo el mito, el icono guerrillero del Che Guevara. “Yo podría ser el Che”, afirma con ojos brillantes.

Diego Genaro es imberbe, de escasa estatura y difícilmente se le puede imaginar cruzando la Sierra Maestra con un fusil en la mano, pero este estudiante de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa parece estar hecho del material con el que se forjan muchos sueños aquí en Guerrero, en el sur profundo de México. Una aleación en la que nunca falta la pobreza. A sus 23 años, Diego Genaro sabe bien lo que es eso. Hijo de un campesino de la Costa Chica, ha trabajado desde los 11 años. En casa no entraban más de 100 euros al mes. Y eran siete hermanos. De todos ellos, él descollaba como el más avispado. Por eso decidió dejar atrás los frijoles y tomates para estudiar y convertirse en maestro. Y además, si la oportunidad lo permitía, hacer la revolución. Ese momento parece llegado.

Con la matanza de Iguala y la desaparición de 43 de sus compañeros de escuela, la campana de la sublevación ha sonado para él y muchos otros. “Esto es como la matanza de 1968 en Tlatelolco, sólo que aquí han asesinado normalistas. Vamos a luchar”, proclama sentado en el patio de Ayotzinapa. Hace un día soleado y una suave brisa ondea las 17 banderas rojas que presiden el patio. Tantas como escuelas normalistas hay en México. “Todos van a venir y seremos una gran fuerza”, explica Genaro.

Y no se equivoca del todo. Aunque el paso del tiempo haya quitado la pátina heroica a las escuelas normales (magisterio), estas siguen representando un poder, ajeno al narco y bien anclado en las zonas donde sobreviven. Nacidos al calor de la Revolución Mexicana de 1910, estos centros supusieron en las primeras décadas del siglo XX una formidable cuña en la lucha contra el analfabetismo. Los maestros que salían de sus aulas, de la misma extracción que sus alumnos, pusieron una semilla de modernidad en una sociedad agraria profundamente estancada.

Pero la industrialización fue arrinconando este modelo. Solo sobrevivió en las zonas más depauperadas de México, manteniendo la llama revolucionaria, pero ya fusionada con el marxismo radical. La escuela de Ayotzinapa, con su organización asamblearia, sus 540 alumnos y su titulación universitaria, es quizá el mejor ejemplo de ello. De sus recintos salieron los guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas. Dos leyendas mexicanas a las que Diego Genaro admira, aunque palidecen frente a su Che Guevara.

—¿Le gustaría ser revolucionario?

—No me gustaría, ya lo soy.

—¿Y tomaría las armas?

—Si es necesario, sí.

—¿Y en qué caso sería necesario?

—Si hacen desaparecer y asesinan a mis compañeros. Sería justo ante tanta sangre.
 
 Diego Genaro afirma estas cosas con cierta grandilocuencia. Sabe que estos días vive un momento histórico y le gusta adoptar un papel a la altura. El día anterior, los normalistas prendieron fuego al palacio de Gobierno de la capital y, aunque no lo digan abiertamente, él y sus compañeros están preparando nuevas “acciones” contra ese Ejecutivo al que culpan de todos sus males. “No pararemos hasta que nos traigan a nuestros compañeros”, explica confiado.

Pero si se mira de cerca, hasta su revolución tiene algunos límites. En especial uno del que nadie habla dentro ni fuera de la escuela. Uno que sella las bocas en Guerrero. Uno que, según las investigaciones, apretó el gatillo contra sus compañeros la salvaje noche del 26 de septiembre y luego desolló y vació las cuencas de los ojos a su compañero Julio César Mondragón. El narco. El innombrable. Ante él, hasta el joven revolucionario titubea. Y cuando se le pregunta si les atacaría como a tantas otras instituciones capitalistas, responde en un arranque de franqueza: “No, porque sabemos lo que hacen”.

De la misma opinión es José Luis, normalista de tercer grado, otro admirador absoluto del Che, y que gusta de hablar en primera persona del plural, aunque esté medio tumbado, pintando un cartel para la manifestación de la tarde. “Con ellos lo tenemos difícil. Todo el mundo les tiene miedo; actúan de forma descomunal”, admite, para luego explicar que la lucha social se desarrolla en tres fases: la intelectual, la pacífica y la armada. “En esta última tiene que ser el pueblo el que se levante”, puntualiza.

A pocos metros, una madre con los ojos llorosos pide que no se haga demasiado caso a lo que dicen los jóvenes. “Si quieren lograr algo, tendrán que ser pacíficos”, sentencia. Lleva ropa y bolso de marca. Está harta de tanta espera, de tanta falsa esperanza, y habla con claridad. “¿Por qué no nos dicen lo que ha ocurrido? ¿Por qué no dicen que los han matado? ¿Por qué nos engañan así?”. Para ella, la verdadera revolución es que se sepa la verdad.
 
De El País.

martes, 14 de octubre de 2014

No hay gobierno. #Ayotzinapa.

 La foto impresiona: el joven efectivo de la Policía Federal que vigila el sitio en el que fueron encontradas fosas con restos humanos en Iguala sostiene, sin esfuerzo aparente, una ametralladora M-60 de diez kilos de peso. Era el arma con la que la infantería estadunidense se abría paso en los arrozales de Vietnam y en los vecindarios polvorientos de Faluya, aunque al norte el río Bravo se le considera obsoleta y ya está siendo remplazada por un nuevo modelo. El personaje de la gráfica tiene el dedo nervioso pegado al guardamonte y la canana de cartuchos, colocada a modo de banda presidencial holgada, le cuelga por debajo de la rodilla. Por si se le acaban esos cartuchos porta, además, un estuche con varios cargadores, chaleco antibalas, casco con gogles, un kefiyeh palestino enrollado en el pescuezo –último grito de la moda entre las fuerzas especiales y cuerpos contrainsurgentes: expropiar el emblema mundial de los insumisos– y el distintivo reglamentario con bandera, escudo y nombre del país, México, pegado al hombro. Lo único que desentona con la imagen de guerrero feroz es su mirada de inocencia; en ella queda claro que el muchacho no tiene la menor idea de lo que está haciendo.
No es el único. El gobierno federal custodia ese sitio –relevante sólo para la investigación criminalística– como si se tratara de una central nuclear, pero allí sólo hay unos hoyos en los que el 4 de octubre fueron encontrados restos humanos que podrían pertenecer, o no, a algunos de los estudiantes normalistas secuestrados por la policía de Iguala entre el 26 y el 27 de septiembre y desaparecidos desde entonces. Han aparecido más fosas, pero hasta ayer, lunes 13 de octubre, ni la autoridad federal ni la estatal habían informado con claridad quiénes ni cuántos son los muertos hallados en ellas. Más allá de cualquier escrúpulo, ambas instancias parecen más preocupadas, la primera, por utilizar la barbarie policial del municipio para destruir políticamente al gobernador guerrerense y a su partido, el PRD, y éstos, por aferrarse a como dé lugar a esa posición de poder.
Mientras la Federación exhibe el poderío de sus policías acordonando agujeros macabros pero vacíos, las balaceras, los asesinatos y los levantones prosiguen su curso en la normalidad sangrienta impuesta por Felipe Calderón y combatida por Enrique Peña Nieto con el viejo método de esconderla bajo la alfombra, pero ni así: los muertos se desbordan por todas partes y los homicidios de estas semanas en Chihuahua, Acapulco y Ecatepec son una muestra. Uno se pregunta por qué la prioridad de resguardar cementerios clandestinos con cuerpos de asalto por sobre la necesidad de custodiar vidas y la respuesta inevitable es que las vidas no importan tanto como la imagen mediática. Hay que preocuparse sólo cuando los asesinatos empiezan a deteriorar la percepción del país entre los inversionistas extranjeros, como dijo el fin de semana Luis Videgaray con un cinismo asombroso a propósito de los jóvenes muertos y desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa. Los muertos que para el secretario de Hacienda constituyen un riesgo de disuasión financiera son, en manos del PRI y del PRD, instrumentos de campaña de cara a procesos electorales próximos. Así estamos.
Desde luego, la ineptitud y la indolencia de Ángel Aguirre Rivero ameritan su salida del cargo a la brevedad, pero no es el único caso. A dos años de instaurado el peñato, la Segob, la PGR, el Cisen (¿qué hacía el Cisen mientras la delincuencia organizada se apoderaba de Iguala? ¿Buscaba con microscopio agentes del Estado Islámico infiltrados en el territorio nacional?) y el propio Peña Nieto han incumplido en forma escandalosa, exasperante e inadmisible, su obligación de garantizar la seguridad pública y el derecho a la vida de las personas, que es el principal deber de un gobierno. En este sentido, los muchachos de Ayotzinapa muertos y desaparecidos confirman la desaparición de todo sentido nacional en una institucionalidad utilizada no para servir a la población sino para saquear, entregar el país al extranjero y pasear por el mundo la frivolidad oligárquica en un avión de 7 mil millones de pesos.
Localizar y presentar a los estudiantes de Ayotzinapa debe ser la última tarea de Aguirre y también la última de Peña. Y después de eso es necesario que ambos pidan licencia a sus cargos respectivos porque gobierno, lo que se llama gobierno, aquí no hay.
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